Saturday, November 29, 2014

El desafío de Voluntad Popular y Vente Venezuela

     Todavía una porción significativa de la población venezolana no comprende la naturaleza de la crisis que sufre. Por tanto, no sabe por qué ha sucedido, qué la origino, cómo ha alcanzado niveles de caos casi insoportables y, lo más preocupante, por qué la abrumadora apatía y la agobiante indiferencia mostrada ante esta realidad. Sorprendentemente, actores y partidos políticos, intelectuales, articulistas de periódicos y revistas, académicos, analistas políticos y gente común no interpretan lo que está sucediendo, lo cual es natural si tomamos en cuenta que este evento no se centra únicamente en la esfera de recuperar la democracia. Veamos por qué. 
     Los venezolanos, como la mayoría de los seres humanos de los países desarrollados y también de aquellos en vía al desarrollo, como Venezuela en América Latina, todavía no han alcanzado la virtud que permite valorar el significado democracia como sistema político único, que se construye cada día por medio de la participación, promotora de la evaluación, corrección y el control correspondiente de cada una de las dimensiones del ejercicio democrático. En tal sentido, y desde nuestra óptica, la escasez de esta virtud es lo que ha permitido a la democracia venezolana debilitarse paulatinamente hasta dar paso a un proceso de transición política débilmente reconocido por líderes y vecinos de barrios populares. 
    Habitualmente, los gerentes de la democracia representativa y los vecinos, como habitantes que suelen ser, carecen de cognición ciudadana con lo cual no poseen el entendimiento pertinente para valorar el significado de la democracia. Es por esta razón que, los responsables de la gestión pública y las personas o vecinos, incumplen la tarea de edificar constantemente al mejor sistema político, que requiere, indudablemente, la prestancia participativa para el remozamiento y vigencia de la idea democrática. 
    Como los eventos sucedidos progresivamente en la evolución de la humanidad descubren las fallas o debilidades de los seres humanos respecto de la democracia, por ejemplo, surge la necesidad de proponer, para las sociedades del siglo XXI, a los ciudadanos, lo opuesto de los habitantes. Esta perspectiva permite advertir, en la constitución de los partidos políticos a un mayor número de habitantes en vez de ciudadanos, con lo cual no viable vislumbrar las propias irresponsabilidades y menos corregirlas. 
   En extracto, Acción Democrática, el Comité de Organización Política Electoral Independiente C.O.P.E.I, como también el Movimiento al Socialismo, Un Nuevo Tiempo, Alianza Bravo Pueblo, Primero Justicia, incluso Voluntad Popular o Vente Venezuela no alcanzan a descubrir que el origen o debacle de la democracia está en ser habitante y, más allá, desconocen que es ser ciudadanos. De ahí que, asumimos que carecen de aprestos ciudadanos para el ejercicio de la democracia. 
  Ante este escenario, y como seria lógico suponer, las organizaciones políticas apuntaran a otras causas para así evadir las responsabilidades propias y los justos señalamientos. No obstante, se olvidan que son los seres humanos los responsables de todo cuanto hacen. He allí la clave de la crisis del sistema de partidos políticos venezolanos: muestran fehacientemente incapacidades para reconocer los desaciertos. Entonces, siendo así, cómo es que se proponen regresar al poder con desproporcionado comportamiento? ¿Creen que la democracia es algo finito, donde solo ellos, los partidos políticos, están signados por obra del destino para la praxis política y el poder? Y que, por tanto, requieren habitantes para gobernar y aplicar el populismo, la manipulación y control permanente con la firme intención de obtener provechos para grupos e individualidades? Se habrán cuestionado, alguna vez, las organizaciones políticas, por qué la Mesa de la Unidad no capta la atención de las mayorías chavistas y opositoras? ¿Saben que los votantes opositores van a elecciones sin otra alternativa que votar por corruptos y que ello decepciona cada día al venezolano común? ¿Cómo puede ser la oposición una alternativa sólida ante la certeza de lo inocuo e incompetente que son para millones de jóvenes, que perciben en ellos más atraso y caos? 
    Desde nuestra humilde óptica creemos que no hay posibilidades de regresar a la anterior forma de hacer política y el ejercicio democrático. Como resultado, los partidos políticos están condenados a transformarse e innovar o en caso contrario, podrían desaparecer.
   Sin el mínimo temor a comentar de modo irreverente la realidad de los partidos políticos venezolanos, se advierte que no tienen nada que ofrecer. Han sucumbido ante la inercia y la incapacidad de renovarse, no solo en lo generacional, sino, esencialmente, en lo ético que irradia a toda acción que el ser humano realice. En tal sentido, conmueve imaginar que la desaparición del régimen pro comunista, debe anunciar el remozamiento del sistema político venezolano. Es por ello que, en manos de Voluntad Popular y Vente Venezuela están puestas las esperanzas. Por lo tanto, deberán exhibir, siempre, su afinidad con lo ético, pues serán además modelos formativos de la ciudadanía. Ese es el desafío.
   En síntesis, solo el reconocimiento de los errores, la solicitud del perdón a millones de habitantes decepcionados por la pérdida de una grandiosa oportunidad para transformar a Venezuela en un país de avanzada y finalmente, el esfuerzo por hacer fáctico logros superlativos, donde la sostenibilidad de la naturaleza, la convivencia, el estado de derecho, el progreso común de la gente, la autonomía e independencia nacional, la dignidad humana y el hecho democrático sean estandartes de realizaciones humanas en Venezuela, será posible que los actores y partidos políticos recuperen lo perdido. Venezuela requiere ciudadanos en la praxis política.


Seguimos soñando con la mejor educación, para el mejor país posible



Sunday, November 23, 2014

Dialéctica de la ciudadanía

     En la Fenomenología del espíritu Hegel da inicio a la constitución de lo que sería considerado, posteriormente, como el sistema hegeliano; cuya vigencia se hace cierta en estos tiempos sirviendo de postulado filosófico para la elaboración de interesantes e ineludibles ajustes, solicitados por un mundo cada día más cuestionado ante la evidente escasez de prácticas éticas, expresadas en la fácil y común manifestación de indecencias o exhibición de ruindades, promovidas desde la ausencia de condiciones ciudadanas en distintas facetas de la vida.   
    Si bien Hegel sostiene que el rayo del Absoluto está en la educación y ésta es la ruta por medio de la cual los seres humanos, de buena voluntad, aportarían ideales superiores con la intención de transformar realidades poco convenientes o nocivas para los fines idóneos de las sociedades contemporáneas, en la Ciencia de la lógica, nos presenta el movimiento dialéctico, un tratado filosófico según el cual todo lo que existe es contradictorio; en otras palabras, toda afirmación adquiere, de manera implícita, su negación.
     El movimiento dialecto induce a indagar acerca de algo  significativo; en consecuencia lo lógico es observar, cuestionar, descubrir, comparar, comprender y finalmente, innovar y superar con una nueva idea, concepto, teoría o realidad, siempre sujeta al devenir. Un hecho infinito que sucede mediante la contradicción o conflicto en el cual la historicidad de los hechos podrían negar o confirmar la veracidad, vigencia y pertinencia de aquello que nos interesa y nos ocupa. 
    Los seres humanos tienen capacidades para advertir las incoherencias de lo que ya no funciona y merece transformarse. Si ese es caso, hay oportunidades incuestionables para avanzar, pero cuando ocurre lo contrario, el caos permanece y, probablemente, se esté en presencia del origen de todo atraso y la decadencia permanente. 
    Atendiendo a que, toda idea o realidad es una tesis y que, por tanto, ésta tiene su negación o contra parte, antítesis, el presupuesto de creación de un Absoluto requiere plantearse lo opuesto, pues si no se mantiene la negación de lo que consideramos equivocado o si es el caso de una idea que tengamos presente y que guía a la consolidación de una realidad, mejor que la del presente, por ejemplo, no sería posible avanzar en la construcción de ese ideal. Es por ello que, la solución de una situación de caos, requiere lo que Hegel denominaría síntesis, que es la idea o concepto con la cual se superaría la endeble e impertinente realidad o concepto.
     Lo incongruente, al fin y al cabo, va a producir lo lógico y lo sensato que viene a ser lo opuesto. La historia así lo ha confirmado con suficiente claridad y en múltiples oportunidades; pues de lo decadente nace la renovación, de lo ruin surge la dignidad y del error viene la corrección y la superación. así ha funcionado hasta ahora. De modo que, no hay motivos que impida, al devenir, hacerse fáctico. Es precisamente esto lo que nos lleva a sostener que el movimiento dialéctico es una especie de círculo infinito, que no se detiene porque está en el ser y quehacer del ser humano, quien siempre generará errores y los corregirá cuando las circunstancias así lo dispongan. 
     En el caso de Venezuela, y también de países vecinos, y similares, ya que también resisten crisis política, económica, social y, fundamentalmente, ética, el ser humano se presenta en situación dialéctica. Sin duda alguna, él está en permanente contracción y conflicto debido a que lo que piensa, decide y realiza deja huellas que pudieran tener resultados beneficiosos o perjudiciales, de allí emergen los cuestionamientos y los conflictos. Es por ello que el ser humano es un ente contradictorio del cual se espera la perpetua superación -síntesis-, como respuesta a los contradicciones a los cuales siempre se enfrentará. Ello es natural, si tomamos en cuenta que él es el origen de todas las crisis.
Comprender el devenir del ser humano es indispensable para innovar y mitigar las miserias humanas. En esta tarea es imperioso desenmarañar su acontecer e historicidad.  Así, entonces, es viable interpretar todo cuanto le sucede para así ofrecer soluciones que superen conflictos y avanzar continuamente. Estas soluciones no serán permanentes, serán modificadas por el devenir.
Cuando se asume al ser humano, tal cual es, sin más predicado,  simplemente como es, como un ser que está allí porque existe y como tal, es una porción de lo que nos rodea, siendo solo eso, esta noción es aceptada como la tesis. Es, entonces, un ser, un ente que tiene existencia con lo cual forma parte del mundo que nos rodea. Luego, visto que las sociedades han evolucionado, con ellas surge, en el sentido nominal, el ciudadano, mas no en el sentido práctico, tal cual debería ser. En consecuencia, en la ciudades solo es posible percibir al habitante, que ha predominado abrumadoramente durante siglos. Es por ello que, las ciudades rezagadas permanecen aturdidas por desórdenes en todas las esferas de vida. 
Sin duda alguna que, en el devenir, el ser humano ha evolucionado pero hasta solo ser habitante. Aunque las ciudades o naciones llevan miles de años avanzando paulatinamente, él solo ha alcanzado ser habitante. Esto es, toda aquella persona que habita, en compañía de familiares y comparte con vecinos y amigos, espacios citadinos y su radio de acción e interés se mantiene en ser responsable en el empleo, oficio y en el hogar, mientras otras responsabilidades, relacionadas al bienestar común, son desatendidas debido a que, fundamentalmente, carece del apresto adecuado para participar y lograr metas superiores; donde la construcción de la democracia no es el objetivo único, pues el perfil del ser ciudadano abarca otros desafíos evadidos y desatendidos normalmente.
La ausencia de las prestancias éticas, cognitivas y competitivas, con exactitud, es lo que ha permitido que el ser habitante sea objeto de otros: los actores políticos. Una realidad de la que se han beneficiado, sin  importar si son de izquierda o de la derecha, pues los resultados siempre han sido los mismos.  Por tanto, si afirmamos que ser humano -tesis- ha alcanzado solo ser habitante -antítesis-, y la idea del ser ciudadano -síntesis- se hace realidad; entonces, ello implica que en el devenir surgirá una realidad, una idea o un concepto que niegue al ser ciudadano. Con toda seguridad, como bien se sabe, los acontecimientos demostraran la vigencia o caducidad del ser ciudadano. No obstante, y visto que, el propósito de hacer la idea del ser ciudadano un hecho fáctico es un tanto escabroso; pues, primero, se deberá conquistar el apoyo político; luego, incentivar la renovación e innovación de los sistemas educativos, donde las universidades, profesores y docentes deberán aprender a ser ciudadanos; asimismo, los medios de comunicación también deberán favorecer esta idea y, por último, la familia debe ser apoyada por distintos organismos a fin de lograr ser ciudadanos desde cada hogar. En definitiva, la crisis de Venezuela expuso las carencias ciudadanas de su pueblo, y también de millones de personas en el mundo pues esta situación es de los seres humanos, no pertenece únicamente a Venezuela.

Seguimos soñando con la mejor educación para el mejor país posible.

Phd. Luis Beltrán Campos Bolívar 

Tuesday, October 21, 2014

El absoluto educativo y el analfabetismo del siglo XXI.

Ahora, en el siglo XXI, los ignorantes o analfabetas no son las personas inhabilitadas para leer, escribir y realizar operaciones aritméticas como sumar, restar o multiplicar; son las que agreden a la naturaleza, exhiben insolencia y descortesía, igualmente son excluyentes, intolerantes, egoístas, apáticas, sumisas, indolentes y, en consecuencia, manipulables. Pero eso no es todo, son, además, quienes desconocen el valor y el significado de los derechos humanos, sociales, cívicos, económicos y sobre todo la trascendencia de la democracia en la evolución de la humanidad. Como resultado, son incapaces e ineficaces en la tarea de orientarse hacia el logro de las Realizaciones Superiores, entre las cuales podríamos destacar: la Sostenibilidad Ecológica, la Convivencia Social, el Progreso Social Común, la Autonomía Nacional, el Estado de Derecho y la construcción del Hecho Democrático y la Dignidad Humana.
Si bien esta idea es un intento de acercamiento al ser humano para este siglo y ha surgido de indagaciones y análisis de la historicidad venezolana, muy rica en información proveniente del caos global, este afán produce, sin temor a dudas, un creciente interés, ya no por estudiar propiamente a los distintos pensadores, sino mas bien, por correlacionar sus ideas con la construcción de un ideal venezolano. Es así como surge la necesidad de dilucidar el idealismo de Hegel, como un argumento sólido y coherente con la idea de "ciudadanía virtuosa", tema el cual nos ocupa desde hace algún tiempo y sobre el cual debe sustentarse el ideal venezolano del siglo XXI.
En la introducción a la Fenomenología, Hegel señala que “el Absoluto está en nosotros y que el conocimiento es el rayo del Absoluto que nos toca". De esta manera, asume que la educación, siendo Absoluta, atiende a la historicidad de las sociedades con lo cual es cierta la posibilidad de transformar a los habitantes en seres humanos con cualidades y competencias, acordes con las demandas cívicas, dentro de las cuales la eticidad es fundamental para el desarrollo de una sociedad. Esto es, Hegel, fiel idealista y cuyo pensamiento, centrado en una sociedad donde los seres humanos pueden ser superiores, visualiza a la educación como la oportunidad para acceder al Absoluto. Una circunstancia compleja puesto que la planificación de la educación está en manos de quienes mayormente se ocupan de aspectos relacionados con el capital y no así de lo ético. Visto así, el Absoluto Educativo es una obligación ante el descalabro de la sociedades.
El pensamiento de Hegel no está dirigido a una sociedad en particular. En consecuencia permanece como universal con lo cual pudiese ser asumido por las sociedades responsables, o en caso opuesto, rechazado por desinterés o incompetencia. En el caso de Venezuela, la opacidad ética limita y niega toda posibilidad de crear un Absoluto Educativo y, a partir de allí, establecer un ideal que guíe y oriente hacia la superación y el avance nacional. Dado que el desarrollo de los acontecimientos no son los esperados, triunfa la decadencia y con ella la negación del país que muchos soñamos: un país de prosperidad. Así, entonces, lo ruin, que está en lo indebido y lo absurdo, cohabita en la "picardía criolla". Una actitud, caracterizada por la praxis del egoísmo en las distintas facetas de la vida social, económica y política es, finalmente, aclamada, exaltada y glorificada como una victoria o como lo correcto, con lo que no quedan espacios desafectados por la anomia planificada desde las altas esferas del poder.
El atraso económico ilustra esta situación por cuanto pone a la luz de los hechos la fetidez de una praxis política promotora de la pobreza, la sumisión, el desasosiego y la aceptación del caos como norma. De ahí que, sentir presunción por lo anti ético no es otra cosa que la vigencia de la cultura de la ruindad, incrustada ya en el ser pensamiento, el análisis y toda interpretación posible del venezolano. Todo lo cual nos muestra la inconveniencia de la Picaría Criolla" como ideal nacional, aprovechado hábilmente por indeseables engendros a los cual es corresponde anteponer con lo opuesto: fuerza de la eticidad. 
Sin objeciones aceptamos que nuestro acervo cultural, y el de América Latina, no es abundante y, en consecuencia, nos distinguimos de aquellas sociedades desarrolladas, no tanto por la historia, sino por la incapacidad de anteponer lo ético a lo anti ético. Dicho en otras palabras, el egoísmo supera lo colectivo, lo nacional y lo que beneficia a todos. De manera tal que, vivimos bajo el ideal del egoísmo lo cual significa fracaso e imposibilita cualquier proyección puesto que ninguna sociedad triunfará, si cada persona busca el beneficio individual y lo anteponen a lo común. 
Deambulamos sin rumbo, irrespestando la ecología, las normas de las relaciones interpersonales, la eticidad ciudadana que es universal, no particular y por tanto no es subjetiva. América Latina, como Venezuela, demanda ciudadanos que conozcan sus deberes y sus derechos, que alcancen la cognición ciudadana para que así sea posible fortalecer la democracia y los derechos de los seres humanos. Es necesario que las personas adquieran competencias para participar y solucionar las diferentes dificultades que les son comunes, ya que los efectos no son particulares.
Por lo anterior, seguimos manteniendo la esperanza del advenimiento de una etapa que niegue el presente y donde el decoro y dignidad en lo político, en lo social y en lo económico sea costumbre, mas que una obligación. Una sociedad de respuestas éticas, y no un país atomizado por la ignominia. En definitiva, necesitamos con urgencia orientarnos hacia ese rayo del Absoluto Educativo como medio vital para construir nuestro ideal nacional, donde es común un ciudadano capaz de hacer grandes cosas para sí mismo y por su país.

Seguimos soñando con la mejor educación, para el mejor país posible


Luis Beltrán Campos Bolívar
Phd Andragogía.


Tuesday, September 30, 2014

Analfabetismo ciudadano

   
   Desde la óptica ciudadana, una visual suscitada dentro del pensamiento de la filosofía educativa occidental de finales del siglo XX y acentuada en el pensamiento de Norberto Bobbio cuando en el “Vuelco de perspectivas” especula sobre la necesidad de un cambio en las configuraciones de desempeños de los habitantes, que son los gobernados, por la de los que gobiernan, que son los picaros actores políticos. Entonces, afirma que el ciudadano ya deja de ser obediente y pasa a ser vigilante, controlador y regulador de la gestión política, mientras que los actores políticos responden a estas exigencias. Así, se eleva, al campo de la política, la idea del espíritu ciudadano que, como complemento, es aceptada en el campo de la antropagogía, para no ir tan lejos pues estos espacios así lo sugieren.
   No por pura casualidad, este es un vértice de discusión y discordia, debido a que es escasamente percibido por quienes no aceptan que el conocimiento, los valores, las artes, las competencias y lo que se enseña, trasmite y facilita la escuela o la universidad deben mantener integral correspondencia con una visión filosófica auspiciante de metas garantizadoras de la democracia.
   Todo lo cual ha demostrado que la educación no ha guardado coherencia con la necesidad de formar ciudadanos para la democracia. La educación se ha ido transformando a un ritmo demasiado lento, lo que se origina la caducidad de los sistemas educativos y deja a la luz de los sucesos las deficiencias y las discrepancias humanas con las exigencias cognitivas, éticas y competitivas de cada espacio y tiempo. En este entorno, no cabe, sino, reconocer la necesidad de estudiar la posibilidad de establecer o acordar una nueva acepción del sustantivo analfabetismo como resultado de las fallas de la educación. Esta vez más amplia y, por tanto, distinta de la que conocemos desde hace décadas. En el fondo, lo que se busca es otorgar un perfil más pertinente a la educación que hoy se imparte, para que así sea posible lograr el ser humano que demandan las sociedades del siglo XXI. Esto es, en esencia, una muestra de lo que la política educativa, en una democracia, debe hacer para que la filosofía sostenga a una educación más acorde con las necesidades, en concreto, mantenga mayor correspondencias.
   El analfabetismo, cuyo significado traduce ignorancia, atraso, desconocimiento, oscuridad o tiniebla, ha sido utilizado, en la mayoría de los casos, para identificar y calificar a las personas con carencias cognitivas, inhabilitadas para el acto de lectura, escritura y ejecución de operaciones básicas de matemáticas, como suma, resta o multiplicación. Hoy en día, este término requiere una amplitud semántica que satisfaga las distintas demandas en las que el mundo actual coloca al ser humano. Entonces, dado que, ya no se trata de leer, escribir, sumar o restar, el espacio físico y temporal de Venezuela y el mundo ha revelado la ignorancia ciudadana o mejor, el analfabetismo ciudadano, que es responsabilidad de la educación, incompetente a la hora de formar seres con virtudes. Triste verdad. 
    Admitamos que los nuevos tiempos dejan a la luz de los hechos grandes verdades; inocultables y evidentes deficiencias cívicas, de diversa naturaleza, que deben ser calificadas, estructuradas y organizadas en favor de aplicar las soluciones probables. Por supuesto, todas en el marco de la planificación de una ciencia que, como la educación, siempre ha estado rezagada, cuando debería, sin proponerlo, comprender el origen de los eventos, descubrir y visualizar las deficiencias del conocimiento, los valores, las artes, las pericias y las competencias para que luego, muestre la fortaleza para corregir y responder satisfactoriamente a los tiempos. 
   Como nada de esto ha sucedido, seguimos apostando al éxito de la educación, advirtiendo que la meta no se trata de disminuir la cantidad de personas sin habilidades para la lectoescritura, la aritmética y el cálculo. No, ahora mismo necesitamos enfrentar la rigurosidad de la certeza del analfabetismo ciudadano entre nosotros, que lo sentimos a cada instante y que debemos disminuirlo prontamente. Reconozcamos que sus limites atentan asombrosamente contra la posibilidad de sostener la ecología del planeta, la armonía entre los seres humanos, la construcción de sociedades más humanas, tolerantes, plurales, participativas, inclusivas y donde la democracia no sea agredida continuamente.
   Aun cuando estamos viviendo cambios fulgurantes que han dejado a la sociedad aturdida, sorprendida y sin respuestas, todavía hay decenas de países que luchan por disminuir a los iletrados, cuando el mundo nos exige que la meta de la educación debe estar más allá; que debemos formar ciudadanos para potenciar la posibilidad de mantener los recursos renovables para las futuras generaciones, lograr vivir en armonía aun en la contrariedad política y fortalecer y construir continuamente la democracia.   
   Lejos, muy lejos están aquellos quienes hablan de la necesidad de un encuentro ciudadano o piensan que la lucha es desaparecer el analfabetismo tradicional. Pues no, la lucha, la verdadera lucha está por comenzar. Se trata de formar ciudadanos con virtudes como única estrategia para sostener la vida en nuestro Planeta Tierra sin que acabemos primero con ella y que la ambición por el poder y la perversidad acaben con la vida sobre ella.

Seguimos soñando con la mejor educación, para el mejor país posible.

Dios Bendice a Venezuela, Amen.


Phd. Luis Beltrán Campos Bolívar

Saturday, August 9, 2014

La guerra económica, lo incauto y lo perverso

   "Cuando la ignorancia prevalece sobre el conocimiento, las cualidades y las competencias ciudadanas las mayorías solo tienen posibilidades de constituirse en dóciles, sumisas y por tanto dúctiles. La tarea es, entonces, transformarlas en ciudadanos virtuosos". 

   Esta es la visión sobre el ser humano y la praxis democrática que deberá dominar en el siglo XXI. Al respecto, y sin temor a incertidumbres, Hitler, Lenin, Stalin, los Castro o Chávez, líderes y representantes del autoritarismo y los bajos instintos humanos, como tal, advirtieron las debilidades de las mayorías, aplicaron medidas disuasivas, manipularon y sustrajeron cuantiosos beneficios. Desde esta óptica consideraron a las mayorías débiles y, en consecuencia, féminas, ya que podían lograr sus propósitos con escasa dificultad.
   No obstante, es la dinámica del convulso escenario político contemporáneo, caracterizado por la fragilidad de ejercicio democrático y posteriormente la transición hacia el comunismo en Venezuela, asimismo, el zarpazo del comunismo en países de América Latina, la crisis económica o la corrupción, el deslizamiento de la calidad de vida por los recortes y los efectos que tienen sobre parados en España y la Primavera Árabe, lo que finalmente revela las deficiencias ciudadanas.
  En el caso de Venezuela, han favorecido la imposición de estrategias políticas populista, demagógicas y, en algunos casos, inhumanas. La guerra económica por ejemplo, es la estrategia comunicacional, utilizada para manipular y controlar a millones de personas con ignorancia política. Esto es, la escasez de cognición ciudadana o la incapacidad para analizar e interpretar, por si solos, la naturaleza, los propósitos y los fines que se persiguen, y más allá defender y construir la democracia. Como resultado, el régimen se dirige hacia el comunismo como sistema político y no hay reacción, la indolencia y la resignación se extienden y constituyen en parte de la cultura política. Esta es la certeza es la causa de la indiferencia y la aceptación de un destino que pocos conocen y muchos ignoran. En extracto, la Guerra Económica es el ardí utilizado por el régimen para manipular a las mayorías. Su argumento central es hacerles creer que la culpa del caos proviene del imperio y la burguesía apátrida. Su objetivo a mediano plazo es la imposición de la economía de guerra y finalmente la aplicación del comunismo como forma de vida. Sencillo.
   Hasta ahora los planes se han logrado, con alguna dificultad pero allí están, no tan veloz como quisieran los que lo planifican. El desmantelamiento del aparato económico, la destrucción de miles de hectáreas para la producción agrícola, la reducción de las empresas de manufactureras mediante la expropiación o la ruina, la devaluación de la moneda nacional, el enriquecimiento ilícito, la corrupción, la estafa, la traición a la patria y por último, la venta de CITGO son medidas planificadas para convertir al país con mayores posibilidades en América Latina en un país pobre. En lo político, los partidos mantienen modelos organizativos arcaicos y obsoletos que inhiben la innovación. Se anulan entre si. Agonizan bajo la mira incrédula de las mayorías y facilitan, al régimen, la estabilidad. En extracto, la guerra económica está muy bien pensada para sus fines, pero nos muestra cuán cruel suele ser la animalidad del ser humano, que en conjunto con la ignorancia del pueblo facilitan este repudiable proceso político.
    A través del tiempo, la praxis política se ha apoyado en hacer oír y creer, a las masas, lo que desean oír. Luego, las masas asumen que las esperanzas deben quedar en manos de una persona, de un líder quien se encargará de lograr las expectativas en un tiempo determinado. Bajo este principio la acción política no está necesariamente enlazada con lo ético. Al opuesto, es solo la estrategia para lograr el consentimiento, el agrado y luego la sumisión y en engaño de los ignorantes. Esta interpretación no es anti política, como muchos líderes y actores políticos desearían hacer creer. Es, mas bien, lo que demandan los más débiles, quienes requieren que les formen como ciudadanos y no como simples profesionales preparados para el trabajo y el supuesto éxito económico. La Venezuela que viene deberá ser de ciudadanos en la política y en otros ámbitos. Los habitantes demostraron sus deficienicas.

Seguimos soñando con la mejor educación para el mejor país posible.


Phd. Luis Beltrán Campos Bolívar
Andragogo

Sunday, August 3, 2014

Mesa de la Unidad. El ejemplo?

     Lo que sobrelleva Venezuela no es otra cosa que un proceso de transformación del ser humano. No es el modelo político, tampoco es lo económico o lo social. Es el ser humano, quien por medio de etapas criticas y adversas a la naturaleza, cualidad o condición humana, ingresa al mundo de los cuestionamientos permanentes que darán con una certeza personal y luego colectiva de donde se iniciará el encuentro con la verdad, con la certeza de que lo político, lo económico y lo social depende de nosotros, del ser humano.
      La tarea de todo ser humano es aprender de las experiencias. Son estas las que nos permiten transitar, de lo que hoy somos, de simples habitantes a ciudadanos. Los habitantes, con la escasez de cualidades y competencias, hemos favorecido que el comunismo, disfrazado de populismo y carisma, se establezca y genere desaliento, desencanto y frustración. No obstante, desde este escenario se producirán las decisiones que darán paso a la evolución de la ciudadanía en Venezuela y América Latina.
       De esta realidad nadie escapa. Desde los partidos, pasando por sus actores y líderes políticos se siente la necesidad del cambio. En consecuencia, son los políticos los que deben generar los ejemplos requeridos. Son, aunque muchos no lo creen, puesto que poco les interesa, quienes modelan la sociedad política, en otras palabras, el hacer político. Ello no es una sospecha. Es la tarea más difícil pues nadie estará dispuesto a reconocer sus errores, fallas y desaciertos, pero las circunstancias lo exigen. El protagonista en esta lucha no es el actor político; es la restitución de la democracia y ese deberá ser el centro de análisis, decisión y acción.
     Visto así, Venezuela necesita que sus líderes muestren y exhiban comportamientos nobles y pertinentes como la decisión del Secretario de la Mesa de la Unidad. Un hecho natural, lógico y necesario pues facilita la renovación y construcción de nuevos mecanismos de comunicación más eficientes ya que las grandes mayorías que así lo solicitan. 
       Si analizamos a las organizaciones políticas que animan el calor de la crisis actual dentro de la unidad democrática, se observa la verticalidad, el control del poder y la exclusión lo cual constituyen puntos contrarios a la renovación organizativa, al crecimiento del ser humano como protagonista de la constitución de la cultura democrática, capaz de sostenerla y construirla constantemente. A simple vista, no se produce el modedelaje esperado. Lo que se evidencia es, precisamente, lo que obstruye y limita los cambios
     En este momento todo depende de los seres humanos que lideran los distintas organizaciones. En la Mesa de la Unidad, por ejemplo, sobresalen los bajos instintos que garantizan el control y el poder, lo cual no es democrático y menos ciudadano. Se demuestra que la praxis política no es otra cosa que la mayor empresa de modelamiento ciudadano, una de las mejores oportunidades que tenemos para avanzar y que Venezuela ha desperdiciado por décadas. Señores políticos demuestren que su oficio no es beneficiarse de lo público, sino ser servidores públicos. Necesitamos ciudadanos en desempeños políticos. No habitantes en cargos políticos.

Seguimos soñando con la mejor educación para el mejor país posible


Phd. Luis Beltrán Campos Bolívar


Saturday, June 21, 2014

Ser cognoscente, base de la cognición ciudadana

     Preguntar, indagar o la inquietud espontánea y natural por aprender más sobre lo que nos rodea y nos afecta, es parte del ser humano. Constituye la esencia y representación fiel del ser cognoscente, quien se exige aprender más para prosperar y no acepta ser objeto de la acción política, la publicidad o la moda. Esto es, utilizando las facultades cognitivas, desarrolladas por los mecanismos ofrecidos por el estado, entonces, y solo así, haciendo uso de la cognición ciudadana, que se corresponde con el ser cognoscente, es sujeto, es protagonista de su andar, de su progreso que no es individual, es colectivo en cuanto que a mayor cognición ciudadana, mayor será el avance social común.
   Preguntar y cuestionar debe ser la actitud habitual de los seres humanos. Vivir sin reflexionar, decidir y actuar no es propio del ser cognoscente, pues la existencia es, fundamentalmente, una actitud de inconformidad perenne, de buscar y encontrar soluciones que no son definitivas. Si las dificultades son continuas, las soluciones siempre serán transitorias y los esfuerzos creativos también. En cambio, la complacencia y la inacción permanente es la causa de toda sumisión, imposición y pobreza. Por tanto, sin averiguar e inferir imposible sería acercarse y descubrir lo que guarda el inmenso mundo del conocimiento, pero sobre todo, valorar y aceptar la acción apegada a lo ético promueve la armonía y allana el logro de metas comunes. De lo ético, seres humanos no deberán separarse.
   Lo significativo, entonces, es cuestionar, desarrollar un pensamiento, mas que crítico, ciudadano, humano. Entonces, ya no se discute sobre las causas de la acumulación de capital, del fracaso del consumismo, la plusvalía y la lucha de clase. Ahora, interesa más ser urbano, cuidar los ecosistemas, poner en práctica la responsabilidad social empresarial y promover un sistema económico solidario, cultivar la tolerancia, la pluralidad y la participación y, construir permanente de la democracia, porque no es un dogma, requiere construirse día a día y, en fin, proponerse a ser menos materialistas y consumidores y mas humanos y espirituales.
    El siglo XXI exige un nuevo ser humano. Esta no es una ambición o una idea abstracta. Es, principalmente, un elemento vital, plenamente justificado, para las sociedades democráticas ante la irreversible desaparición fáctica del comunismo como ideología, la preeminencia de la democracia, pero, al mismo tiempo, los deficientes ejercicios democráticos, el progresivo ensanchamiento de las desigualdades sociales, la indómita corrupción, los continuos conflictos bélicos, las violaciones a los derechos básicos, humanos y civiles, la agresión a la naturaleza, el calentamiento global y la debilidad de la justicia. 
   Esta descripción revela un mundo en el cual los seres humanos carecen de cualidades. Evidencia, en extracto, la ausencia de ciudadanía como un evento palpable, comprobable y científico del cual, hoy, vemos los efectos perversos. La escasez de cualidades y competencias producen caos y guían a la civilización contemporánea en la dirección equivocada. Los hechos, ya comprobados, revelan la ausencia de urbanidad en las ciudades pues la descortesía se exhibe como conducta aceptada; la intolerancia, la exclusión, el egoísmo y la agresión evidencian la escasez de eticidad ciudadana, los embates contra la naturaleza ahora son hechos cotidianos y la violación a los derechos ciudadanos y básicos se perciben como comportamientos normales. Ante esta realidad, el mundo requiere que la educación apunte a la formación de seres humanos cognoscentes, en otras palabras, ciudadanos que enfrenten y solventen estos desafíos con las habilidades desarrollas en la escuela, liceos y universidades.   
   Si bien, el mundo hoy requiere una educación a nivel de las demandas, quienes la diseñan no han identificado cual sería el fin educacional en el siglo XXI. No visualizan la ausencia de ciudadanía como una situación a superar. Así que, sería inviable formar los sujetos y protagonistas del devenir, capaces de revertir esta decadente realidad, erigiendo sociedades mas humanas. Necesario es, en estos tiempos, consolidar un movimiento, de carácter mundial, que rescate el sentido humano de la educación y admita la ausencia de ciudadanía como un hecho científico que puede ser controlado y superado para bien de la humanidad.
  Los seres humanos muestran carencias ciudadanas palpables y pueden ser registradas, clasificadas. Posee variables como la familia, que no posee las condiciones para enfrentar y superar el desafío ético formativo, los medios de comunicación tienen la misión acumulativa y promoción del consumismo, los partidos políticos deambulan sin capacidad de modelar, signados por el desprestigio propagado por actores políticos anti éticos y defienden de la crítica calificándola "anti política", la escasa cultura democrática limita la participación y construcción de la democracia, finalmente, la educación que durante siglos se ha equivocado formando puramente para el trabajo, y no para formar, a los seres humanos, a ser mas humanos. 

Seguimos soñando con la mejor educación para el mejor país posible.
Phd. Luis Beltrán Campos Bolívar
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