Sunday, November 23, 2014

Dialéctica de la ciudadanía

     En la Fenomenología del espíritu Hegel da inicio a la constitución de lo que sería considerado, posteriormente, como el sistema hegeliano; cuya vigencia se hace cierta en estos tiempos sirviendo de postulado filosófico para la elaboración de interesantes e ineludibles ajustes, solicitados por un mundo cada día más cuestionado ante la evidente escasez de prácticas éticas, expresadas en la fácil y común manifestación de indecencias o exhibición de ruindades, promovidas desde la ausencia de condiciones ciudadanas en distintas facetas de la vida.   
    Si bien Hegel sostiene que el rayo del Absoluto está en la educación y ésta es la ruta por medio de la cual los seres humanos, de buena voluntad, aportarían ideales superiores con la intención de transformar realidades poco convenientes o nocivas para los fines idóneos de las sociedades contemporáneas, en la Ciencia de la lógica, nos presenta el movimiento dialéctico, un tratado filosófico según el cual todo lo que existe es contradictorio; en otras palabras, toda afirmación adquiere, de manera implícita, su negación.
     El movimiento dialecto induce a indagar acerca de algo  significativo; en consecuencia lo lógico es observar, cuestionar, descubrir, comparar, comprender y finalmente, innovar y superar con una nueva idea, concepto, teoría o realidad, siempre sujeta al devenir. Un hecho infinito que sucede mediante la contradicción o conflicto en el cual la historicidad de los hechos podrían negar o confirmar la veracidad, vigencia y pertinencia de aquello que nos interesa y nos ocupa. 
    Los seres humanos tienen capacidades para advertir las incoherencias de lo que ya no funciona y merece transformarse. Si ese es caso, hay oportunidades incuestionables para avanzar, pero cuando ocurre lo contrario, el caos permanece y, probablemente, se esté en presencia del origen de todo atraso y la decadencia permanente. 
    Atendiendo a que, toda idea o realidad es una tesis y que, por tanto, ésta tiene su negación o contra parte, antítesis, el presupuesto de creación de un Absoluto requiere plantearse lo opuesto, pues si no se mantiene la negación de lo que consideramos equivocado o si es el caso de una idea que tengamos presente y que guía a la consolidación de una realidad, mejor que la del presente, por ejemplo, no sería posible avanzar en la construcción de ese ideal. Es por ello que, la solución de una situación de caos, requiere lo que Hegel denominaría síntesis, que es la idea o concepto con la cual se superaría la endeble e impertinente realidad o concepto.
     Lo incongruente, al fin y al cabo, va a producir lo lógico y lo sensato que viene a ser lo opuesto. La historia así lo ha confirmado con suficiente claridad y en múltiples oportunidades; pues de lo decadente nace la renovación, de lo ruin surge la dignidad y del error viene la corrección y la superación. así ha funcionado hasta ahora. De modo que, no hay motivos que impida, al devenir, hacerse fáctico. Es precisamente esto lo que nos lleva a sostener que el movimiento dialéctico es una especie de círculo infinito, que no se detiene porque está en el ser y quehacer del ser humano, quien siempre generará errores y los corregirá cuando las circunstancias así lo dispongan. 
     En el caso de Venezuela, y también de países vecinos, y similares, ya que también resisten crisis política, económica, social y, fundamentalmente, ética, el ser humano se presenta en situación dialéctica. Sin duda alguna, él está en permanente contracción y conflicto debido a que lo que piensa, decide y realiza deja huellas que pudieran tener resultados beneficiosos o perjudiciales, de allí emergen los cuestionamientos y los conflictos. Es por ello que el ser humano es un ente contradictorio del cual se espera la perpetua superación -síntesis-, como respuesta a los contradicciones a los cuales siempre se enfrentará. Ello es natural, si tomamos en cuenta que él es el origen de todas las crisis.
Comprender el devenir del ser humano es indispensable para innovar y mitigar las miserias humanas. En esta tarea es imperioso desenmarañar su acontecer e historicidad.  Así, entonces, es viable interpretar todo cuanto le sucede para así ofrecer soluciones que superen conflictos y avanzar continuamente. Estas soluciones no serán permanentes, serán modificadas por el devenir.
Cuando se asume al ser humano, tal cual es, sin más predicado,  simplemente como es, como un ser que está allí porque existe y como tal, es una porción de lo que nos rodea, siendo solo eso, esta noción es aceptada como la tesis. Es, entonces, un ser, un ente que tiene existencia con lo cual forma parte del mundo que nos rodea. Luego, visto que las sociedades han evolucionado, con ellas surge, en el sentido nominal, el ciudadano, mas no en el sentido práctico, tal cual debería ser. En consecuencia, en la ciudades solo es posible percibir al habitante, que ha predominado abrumadoramente durante siglos. Es por ello que, las ciudades rezagadas permanecen aturdidas por desórdenes en todas las esferas de vida. 
Sin duda alguna que, en el devenir, el ser humano ha evolucionado pero hasta solo ser habitante. Aunque las ciudades o naciones llevan miles de años avanzando paulatinamente, él solo ha alcanzado ser habitante. Esto es, toda aquella persona que habita, en compañía de familiares y comparte con vecinos y amigos, espacios citadinos y su radio de acción e interés se mantiene en ser responsable en el empleo, oficio y en el hogar, mientras otras responsabilidades, relacionadas al bienestar común, son desatendidas debido a que, fundamentalmente, carece del apresto adecuado para participar y lograr metas superiores; donde la construcción de la democracia no es el objetivo único, pues el perfil del ser ciudadano abarca otros desafíos evadidos y desatendidos normalmente.
La ausencia de las prestancias éticas, cognitivas y competitivas, con exactitud, es lo que ha permitido que el ser habitante sea objeto de otros: los actores políticos. Una realidad de la que se han beneficiado, sin  importar si son de izquierda o de la derecha, pues los resultados siempre han sido los mismos.  Por tanto, si afirmamos que ser humano -tesis- ha alcanzado solo ser habitante -antítesis-, y la idea del ser ciudadano -síntesis- se hace realidad; entonces, ello implica que en el devenir surgirá una realidad, una idea o un concepto que niegue al ser ciudadano. Con toda seguridad, como bien se sabe, los acontecimientos demostraran la vigencia o caducidad del ser ciudadano. No obstante, y visto que, el propósito de hacer la idea del ser ciudadano un hecho fáctico es un tanto escabroso; pues, primero, se deberá conquistar el apoyo político; luego, incentivar la renovación e innovación de los sistemas educativos, donde las universidades, profesores y docentes deberán aprender a ser ciudadanos; asimismo, los medios de comunicación también deberán favorecer esta idea y, por último, la familia debe ser apoyada por distintos organismos a fin de lograr ser ciudadanos desde cada hogar. En definitiva, la crisis de Venezuela expuso las carencias ciudadanas de su pueblo, y también de millones de personas en el mundo pues esta situación es de los seres humanos, no pertenece únicamente a Venezuela.

Seguimos soñando con la mejor educación para el mejor país posible.

Phd. Luis Beltrán Campos Bolívar 

No comments:

Post a Comment