Monday, April 29, 2013

Educación, ambicion y poder

   Todos quienes dirigen y planifican los sistemas educativos saben que la "educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo" (Nelson Mandela). No obstante, y sin ninguna razón aparente que pueda justificar esta situación, la educación que ofrecen colegios, liceos y universidades siguen enfocando hacia la preparación o graduación de profesionales con herramientas que solo les permiten apuntar hacia el logro de beneficios económicos, como si la acumulación de riquezas fuera lo más importante en la vida o como si graduar profesionales de este calibre garantizaría un mundo mejor.
   Asombrosamente los sistemas educativos del siglo XXI, con todos los adelantos que proporcionan la ciencia, las tecnologías y los avances jurídicos, desconocen o se desinteresan por aplicar la eficacia que posee la educación en la formación de seres humanos con cualidades cívicas y; seguramente no les interesa que estas cualidades se constituyen la vía expedita para iniciar el tránsito desde lo material hacia lo espiritual, que tanto requiere el mundo hoy en día y que abarcaría inicialmente la adquisicion de atributosque faciliten la armonía y la solidaridad entre personas, el cuidadado y la preservación de la naturaleza y por último, la construcción de la libertad y la democracia, por decir algo. Sin embargo, en vez de ello han reforzado el consumismo como receta para lograr el bienestar, que previsiblemente desemboca en individualismo que tanto nos afecta. Es por esta razón que se observa, donde quiera que estamos, ambición, avaricia y hasta ruindad, y lo que es más vil todavía, por alguna razón absurda e comprensible lo aceptamos como natural y común entre los seres humanos, cuando lo humano es sensibilidad y acción ante la injusticia, ante el dolor. Esta realidad lo que demuestra es lo inhumano y animal que solemos ser cuando nos doblegamos ante la atracción que representa el dinero, la riqueza y el poder. Los seres humanos llevamos y manifestamos la animalidad que corroe al mundo inevitablemente.
   Todos sabemos que el dinero facilita bienestar y placeres, y hasta para muchos significa simplemente satisfacción emocional, lo que nunca podría compararse con lo que genera la solidaridad y la compasión, que sucede cuando ayudamos a personas que necesitan apoyo y ayuda, porque cuando auxilias sin mas interés que cooperar y animar, sientes que la vida tiene sentido, tiene más significado. Por supuesto, nos referimos, mas que todo, a aquellas personas que poseen cargos públicos y que en vez de actuar como servidores se aprovechan de la falta de justicia que corrija tales desmanes y que lamentablemente les conduce hacia un mundo donde la corrupción es la norma, lo que es ignominia humana pura. Es por esta razón que los seres humanos suelen ser miserables cuando utilizan el dinero para corromper, manipular y controlar masas incautas e ignorantes.
   Los seres humanos, aunque poseemos instintos nada bondadosos, sobre todo cuando se trata de ambición como lo mencionados anteriormente, somos el resultado de deficientes desempeños de diferentes factores que nos forman, pero es la educación que hemos tenido la que nos moldea en gran medida y nos perfila tal cual somos en la adultes. De ahí que si en la infancia hubiésemos contado con una educación que nos identificara las conductas reprochables y admitidas, seguramente hoy no habría tanta corrupción, ni hambre, ni armamentos de destrucción masiva, ni bancos avaros que compiten por poseer más capital sin importar las consecuencias y finalmente no habría la colección de políticos pícaros e indecentes que hoy arriesgan la democracia, el mejor sistema político.
   A todas luces, el presente nos presenta que la educación no logro formar ciudadanos, tampoco la familia y menos los medios de educación y los políticos, que fueron incapaces de transferir paradigmas de honestidad y servicio, tal cual es el fin de la acción política. Tanto ha sido el descalabro que en Venezuela, por ejemplo, no ser corrupto es ser pendejo, como bien lo califico Don Arturo Uslar Pietri. Es decir que si no tomas ventajas cuando la tienes, eres un auténtico inepto e inútil. Vaya manera de ver la vida y la sociedad.
   La riqueza y el poder siempre han constituido el opio de los ambiciosos y avaros. En distintas épocas, imperios y organización social el poder ha estado acompañado del dinero y la riqueza. Pero bueno eso es lo que persigue la humanidad, tanto ha sido así que hasta los más equilibrados e íntegros sucumben y pierden toda perspectiva ética. La avaricia se lleva todo por delante.  Y en este respecto hemos visto cuestionables acciones contra lo humano y lo ético. Ahora mismo, en Venezuela sucede uno de esos episodios que revelan cuan bajo puede llevar la ambición y la avaricia a los seres humanos y; en ese sentido, están sucediendo eventos que ponen entre dicho lo humano de la condicion humana. Véanse los presidentes latinoamericanos, algunos europeos, a organismos internacionales como la OEA, ONU, UNASUR y el propio pueblo que con una garrafal ignorancia facilita toda clase de estrategias inquisidoras que solo intentan mantener el poder a todo riesgo.
   Venezuela vive uno de esos episodios que sirven para estudiar la condicion humana, el fracaso de los agentes formativos, en especial la educación que ha demostrado una amplísima incoherencia con las las demandas del siglo XXI. Como resultado mínimo, esta etapa, ademas, será conocida como un intento de transición política, pero también como un paso hacia la consolidación de la democracia y la necesidad de formar ciudadanos con virtudes, que sustentes y construyan la democracia constantemente.

Aún con todas las dificultades seguimos pensando, soñando y plasmando la educación del siglo XXI,
la mejor educación para el mejor País posible.





   







Sunday, April 7, 2013

Escenario dos: entre lo económico y lo humano

  La política y la educación dependen una de la otra. Están interconectadas, siempre ha sido y será así. La historia de todas las civilizaciones lo ratifican, pero son pocos los países que se ocupan de que así sea. En Grecia Antigua, por ejemplo, la educación tenía, como deber ineludible, preparar los guerreros que defenderían la patria y el poder constituido, lo cual era conveniente ante la inexistencia de otra forma de gobierno o de la democracia. No obstante, es éste concepto lo que en la actualidad llama tanto la atención ante el permanente divorcio e incoherencia entre democracia y educación, sobre todo cuando se está en un escenario democrático. De allí viene la perenne manifestación de fragilidad y decepción de la democracia como sistema de gobierno.
   Para nadie es un secreto que la democracia de Latinoamérica, como en Europa e inclusive estadounidense presentan graves deficiencias a partir de la ausencia de condiciones cívicas de sus habitantes, que serán siempre habitantes mientras tanto no adquieran atributos y competencias que sirven para nutrir y fortalecer la democracia, no como una idea, sino como hecho palpable donde es posible lograr metas complejas, porque los ciudadanos están preparados para ello.
   En Latinoamérica durante más de 100 años la educación ha estado desliga de la formación para la democracia. Este es el caso de Venezuela que durante los cuarenta años de la democracia representativa, y a través de diversos sistemas educativos arcaicos, no apunto a la formación de ciudadanos. Visto así, la colectividad no aprendió a valorar la trascendencia de la democracia y mas allá, no alcanzo competencias que permitieran renovar y fortalecerla. Así como el poder llego a los partidos políticos, así se fue desvaneciendo lentamente y sin pausa, en medio de deficiencias, irresponsabilidades, ausencia de éticas de gestión pública, corrupción e injusticias. Así que, con ejercicios democráticos muy deficientes que dieron al traste con los ideales de superación de bastos segmentos sociales y en ambientes de oscurantismos, fueron fácilmente sugestionados por agentes carismáticos, pero con propósitos nada beneficiosos para los logros teóricos que representan las leyes y reglamentos que están en la constitución nacional o en las disposiciones de carácter internacional.
  Hoy, cuando Venezuela se encuentra en plena lucha entre democracia y comunismo, o barbaries y sapiencias, aparece en el horizonte la oportunidad de plantearnos el escenario dos, que es el caso en cual triunfa la oposición y un gobierno de Enrique Capriles allana las posibilidades de renovar el sistema educativo, ya caduco y que no ofrece nada en un mundo de sociedades postmodernas que exigen mayor competitividad y atributos para enfrentar las vicisitudes que estas presentan.
  Un nuevo gobierno estará obligado a reorganizar el sistema educativo para que sea audaz, flexible y renovador, dicho de otra manera, que no se detiene, se transforma continuamente y reconoce que a pesar de lo adelantos proliferan personas y vecinos muy rezagados en lo cívico. Por tanto es necesario formar ciudadanos con virtudes, porque lo más valioso de un país es su gente, de nada valen los recursos naturales e inmensos caudales de capital, si estos no son administrados adecuadamente. Venezuela o cualquier país puede ser como una mujer joven, bella y muy atractiva, pero que no posee cualidades para superar las exigencias que se han de presentar comúnmente. Cuando ello ocurre los políticos picaros, como siempre, intervienen con propósitos bien definidos: obtener el mayor beneficio posible. ¿Quién dice lo contrario?
  Cuando Arturo Uslar Pietri llamo la atención sentenciando que había que “Sembrar el Petróleo”, probablemente quería significar la necesidad de formar ciudadanos, que lo correcto no era utilizar el inmenso patrimonio para construir obrar faraónicas. No. ¿De qué sirven tales obras si no contamos con ciudadanos?  ¿De qué han servido miles de millones de dólares durante estos últimos 14 años? Todo ello nos lleva a exigir al nuevo gobierno un sistema educativo que no busca adoctrinar, muy al contrario, espera que cada ciudadano, por eso el sustantivo, se acerque de modo personal y autónomo a definiciones e interpretaciones que fortalecen la democracia y otras realizaciones superiores.
   El mundo requiere sistemas educativos, ya no dominados por la visión de lo económico, que ha sido lo más importante, pues en este fin obvia lo humano. Es por ello que, las universidades, hasta ahora, han apuntado a lo económico, mientras lo humano es solo complemento –las crisis económicas de Europa y Estados Unidos y el intento de transición política en Latinoamérica anuncian una crisis humana que demanda transformación, que debe ser cívica y luego espiritual. Entonces, la educación deberá escoger entre: preparar para la ganancia y la tolerancia, entre adiestrar para la acumulación del capital y la solidaridad, entre la productividad y la sensibilidad, entre la autonomía y la sumisión, entre formar para el estado de derecho y la apatía y entre formar para lo social y lo individual.
  En resumen, podemos sostener que aquellos países donde la educación no forme ciudadanos, estarán condenados a ignominias, y eso es lo que sucediendo en Venezuela y otras partes del mundo.  De ahí que, pobre los países donde los políticos no sean ciudadanos, la ruindad será parte de sus entornos. No obstante la educación deberá equilibrar entre lo económico y lo humano, que está representado por la ciudadanía virtuosa.


Seguimos soñando con la mejor educación para el mejor país posible.