Sunday, February 3, 2013

Antipolitica o democracia

  Cada vez que un país entra en crisis por la insalvable responsabilidad de sus actores políticos salen a flote sus defensores. Si. Aparecen los que protegen a los propios corruptos bajo la tesis de la antipolitica, que desde mi perspectiva, es una actitud que busca ocultar responsabilidades de quienes en el desempeño de sus obligaciones defraudan sistemáticamente a grandes masas de votantes que confiadamente otorgan responsabilidades mayores, que deberían estar impregnadas de ética democrática, pero que la realidad nos ofrece tristemente resultados indeseados y custionables desde todo punto de vista.
   Sin embargo, y muy lamentablemente, el ejercicio de la política, o mejor el ejercicio democrático, se hace cada día más decadente e insultante para quien en el desempeño de ciudadanos con cualidades de cognición democrática exigen calidad en vez de demagogía y decadencia que es lo que el mundo tanto cuestiona y que los trasnochados comunistas toman para si con el único propósito de atacar al capitalismo, cuando esto último nada tiene que ver con el tema central. Esto es asunto del Ser Humano y acá si tenemos que reflexionar y reconocer nuestro propios errores.
   La democracia como idea política es muy frágil pues depende en mayor parte del desempeño gerencial de los actores políticos, que normalmente olvidan de sus promesas y sucumben ante las tentaciones y la posibilidad  que el dinero, el capital les otorga. Por eso, mas que normal, es una pena que los seres humanos seamos tan débiles ante esta circunstancia que llama tanto la atención de quienes valoramos la democracia como el único sistema político que garantiza, en modo teórico y en gran medida en lo práctico, las libertades y derechos humanos como ningún otro sistema político.
   Por ello quienes critican la denuncia y la protesta ciudadana no son otra que detractores de la propia democracia, pues ella tiene elementos institucionales que le permiten corregir a tiempo los errores y las faltas ejecutadas. Pero cuando ello no se cumple comienza la degradación del ejercicio democrático que genera el propio desencanto que muchos están esperando como la oportunidad para aparecer como los salvadores, los iluminados. 
  Por todo lo anterior, creemos que un país posee madurez democrática cuando sus instituciones, al igual que sus ciudadanos, comprenden y aceptan la responsabilidad de construir continuamente la democracia. Pero sabiendo que construir democracia es hacer justicia sin temor a castigar o responsabilizar a quienes fallan en el desempeño de sus funciones. Jamás podría la democracia consolidarse si los propios ciudadanos no son capaces de evaluar, corregir y transformar permanentemente el ejercicio democrático que tanto ha costado.
Seguimos soñando con la mejor educación para el mejor país posible.         

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