Wednesday, August 5, 2015

El arte del pensamiento, el error y el triunfo

       

Cada vez que pienso en Venezuela, un país con potencial único para el desarrollo integral, descubro que no hay ciudadanos, lo más preciado, y que estamos obligados a enseñar el valor y el significado de la democracia


     El arte de pensar es la mayor de las diferencias existentes entre personas, sociedades prosperadas y los pueblos rezagados; tradicionalmente ubicados en el submundo de las supuestas limitaciones, automáticamente aceptadas por la errada percepción de inferioridad. Cuando observamos a una sociedad desarrollada, estamos comprobando la manifestación de procesos cognitivos complejos, medidos en la calidad de la reflexión, frecuentemente, plasmada en decisiones, actitudes y conductas que, en todo caso, muestran la diferencia anunciada. No existe nada que el ser humano realice sin pensar y planificar minuciosamente y sea, de manera permanente, exitoso. Es por esta razon que, los países desarrollados avanzan en la medida que ideas y planes reflejan coherencia y pertinencia con los propósitos comunes. En este entorno, el pensamiento no permanece en lo elemental, se extiende y acepta la impresición y, al mismo tiempo, la corrección como una estrategia para el progreso. Esto es, aprovechan los errores para correjirlos y mejorar continuamente, puesto que nada esta excento de errores y grandes sacrificios.
     Realizamos procesos cognitivos complejos cada vez que reflexionamos sobre una dificultad que nos afecta, luego, vamos aumentando a niveles de mayor complejidad, si somos capaces de diagnosticar, compatir ideas, lograr acuerdos, seleccionar estrategias, evaluar y corregir las actividades acordadas para solucionar dificultades. De modo que, si deseamos avanzar, estamos obligados a demostrar niveles rigurosos de interpretación; pero más allá, se requiere una sólida dosis de humildad, es decir, poseer capacidad de desprendimiento personal o, estar dispuestos a abdicar los intereses personales, para así, lograr el consenso, pues el consenso es una tarea altamente exigente. Es un logro de ciudadanos. Solo los ciudadanos pueden dejar, a un lado, el ego por el beneficio colectivo. El consenso es un aprendizaje continuo. Es madurez. Significa, en estracto, avanzar en medio de las diferencias políticas e ideológicas.
     Los pueblos con exigua calidad de reflexión no pueden valorar el significado de la democracia y con ella otras dimensiones también importantes. Esta realidad mundial no es mas que la manifestación del analfabetismo del siglo XXI o, la pequeñez cognitiva que paraliza la generación de interpretaciones y análisis de todo cuanto nos rodea. Así, para los habitantes, la calidad de vida no interesa, la imposición política no es detectada, los derechos humanos no tienen valor, la injusticia no es asunto personal ni colectivo y; la pobreza, el desorden, la corrupción, la inflación, la escasez o crisis alimentaria, la humillación, lo abominable y lo perverso son aceptados, en pocas palabras, la anomia social se constituye en parte de lo común y lo ordinario. Cuando ello sucede, asumimos que la sociedad está concluyendo una etapa y anuncia otra muy distinta en la cual el ser pensante o el ciudadano debe formar parte de quehacer nacional. 
     En el territorio del analfabetismo del siglo XXI no sorprendería el malestar de los habitantes, al sentirse ofendido, por la idea de enseñar a pensar. Seguramente dirían, con rostro de sorpresa y en tono despectivo: "Yo pienso, sé pensar. Vaya estupidez". Ciertamente, la gente piensa. Todos pensamos. Pensamos lo que vamos a realizar durante el día, el fin de semana, durante las vaciones, pensamos en las compras u otras trivialidades que no ameriten "mayores esfuerzos". Hasta allí todo muy bien. El asunto se complica cuando las dificultades ameritan mayores exigencias.
     No obstante, enseñar a pensar no es una tarea fácil de lograr, porque los sistemas politicos no están interesados en este fin de la educación. Es mas, en la historia de la humanidad,  quienes han detentado el poder no les ha interesado los pueblos avanzados. Siempre han preferido pueblos dóciles, incapacitados para interpretar los eventos, los discursos, las palabras, los gestos; dicho de otra manera, si no captan la demomagogia, la mentira, el populismo y la manipulación, entonces todo marcha bien. Ese es el pueblo que conviene, el otro, el de la fuerza del pensamiento es un peligro enorme; por tanto, es inconveniente enseñarles a pensar. Mientras más ignorantes sean los pueblos, más poder acumulan los pícaros. 
     Por una razón muy simple, hay un temor visible de enseñar a pensar. Es como si ello significara el fin de los que tienen el poder. Cuando una persona interpreta y define soluciones, simplemente deja de ser un objeto de los generan o trasmiten información. Por tanto, en estas condiciones, ya no es fácil controlar, manipular y engañar. Entonces, no es cómodo el gobierno de un déspota, cuando el pueblo conoce y sabe el valor o el significado de la democracia. 
     La necesidad de enseñar a pensar recae en los resultados que tiene el ejercicio de la democracia después del derrumbre de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas. Para nadie es un secreto que la democracia, en teoría, no tiene rival, debido, fundamentalmente,  a que el comunismo, como praxis política, fracasó. Ante esta clara verdad, a la democracia solo le corresponde hacerse factica, palpable. La democracia necesita que sus postulados básicos sean experiencias diarias, no simples y vacias consignas publicitarias que se recuerdan cada cuatro o cinco años. El gran desafío de la democracía es contar con  ciudadanos.   
     Pero, ¿qué debe hacer un país para transformar al habitante o al aprendiz en un ser pensante, en un ciudadano con virtudes? Pues bien, el estado deberá reconocer a la educación como la única vía para transformar a la sociedad; luego, deberá aplicar las leyes correspondientes, de igual modo, deberá transformar el sistema educativo, específicamente, debe impulsar el liderazgo de los docentes; únicamente los mejores ocupara tan significativos cargos, también, deberá ajustar la escala salarial, pero lo trascendental, deberá innovar y rediseñar la curricula de las escuelas o facultades de educación en las distintas universidades. Una mejor preparación y formación del docente representa el triunfo dentro de una nación democrática. 

Monday, July 27, 2015

¿Enseñamos a pensar?

   Como si el pensamiento o la reflexión fuesen artimañas para escaparme del tumultuoso presente, solo atino a reconocer lo pequeño soy ante esta inmensa experiencia nacional, favorable para la filosofía y la dialéctica que nos llevan a un solo callejon: formar a seres humanos creyendo en Dios como fuente inagotable...


     Con frecuencia, en el transcurso del asfixiante proceso de transición política, a quienes les complace pensar o reflexionar, seguramente se alejan del conflicto físico, del roce y del probable insulto, si por alguna razón expresaran un comentario certero sobre la escasez o la inseguridad, para no ir muy lejos. La razón de esta actitud se explica en el supuesto de que los enfrentamientos o las guerras originan humillaciones o eliminan adversarios, mas no afectan las ideas, pues estas permanecen intactas en la esfera de lo intangible. Así que, por ningún motivo, esta decision es un acto de apocamiento. Es, desde nuestra perspectiva, una estrategia dirigida a fortalecer el pensamiento y las ideas, ya consolidadas, para el momento requerido. De manera que, en la soledad, cuando las oportunidades están dadas, suceden procesos complejos al interior de cada ser pensante. 
     Es en el cerebro donde se contraponen distintos conceptos o percepciones, al tiempo que las incertidumbres promueven un interés creciente para lograr un saber o un conocer de manera personal, las causas y consecuencias, de los eventos que nos ocupan, adquieren una distinción particular, pues en la construcción del pensamiento, las neuronas desarrollan millones de procesos químicos, físicos e infinitas interconexiones espontáneas que facilitan la elaboración de la autonomía cognitiva. De esta manera, se demuestra que estamos biologicamente capacitados para lograr el simple y puro ejercicio cognoscente, el cual es un hecho intrínsicamente humano, reconocido por generar aciertos y errores, pero creativo y valioso a fin de cuentas. Sin embargo, este no es el problema, lo complicado sucede cuando el ser humano, por diferentes motivos, deja a un lado la practica del ejercicio creativo del pensamiento político, social y económico. Es por ello que, pensar, como un acto de los seres humanos, es una lucha donde el ganador es el ser pensante, pues pensar es un acto de superación al que estamos comprometidos, no solo por instinto o naturaleza, sino por necesidades éticas.
     En este ejercicio, distintas disyuntivas son confrontadas, constituyéndose, el pensamiento, en una fuente inagotable de callejones ciegos, calles estrechas o amplias autopistas que guían hacia concluciones superiores. Por tanto, pensar no es una tarea tortuosa. Pensar es un placer, pues, pensar, es la expresión o la acción genuina del ser humano (activo); a quien Dios creo a su imagen y semejanza, Genesis 1: 22. Quienes todavía no se han atrevido a lograr el beneficiado del pensamiento, que produce la comprensión y el crecimiento del intelectuo, no son seres humanos completos. Sin duda que, pensar no le es agradable a todos y, es por ello que, la manipulación, la demagogia y el populismo son objetivos básicos entre los actores políticos.
     En la acción de pensar siempre estará presente la confrontación. Aparecerán dos o mas opciones. Unas lijeras y fáciles, pero anti éticas y, por tanto, inconvenientes y otras, las alternativas difíciles u opciones que ameriten elevados sacrificios, ya que suponen esfuerzos, transformación cultural o cambio de paradigmas perversos, a lo cual el ser humano, frecuentemente, no está dispuesto. 
     Hoy, quienes se ocupan de pensar creen, con suficiente razón, que cuando hay más vías para informar, también hay más formas de limitar el pensamiento. Es decir, a mayor información, menos necesidad de pensar en ciertos segmentos sociales; por lo que, en definitiva, el acto de pensar está limitado, no solo por disposición personal, sino también por la cultura, la televisión, la Internet y por modelos educativos arcáicos, donde el aprendiz es, justamente, un recipiente de conocimientos e informaciones. En consecuencia, es complicado formar a un ser capaz de crear ideas e inventar soluciones. ¿Cuál es el resultado? Pues bien, una sociedad de ineptos o de habitantes incapaces de describir, descifrar, analizar, interpretar y obtener conclusiones personales. A los medios de comunicación, las trasnacionales o a los actores políticos no les conviene la manifestación de seres pensantes; por esta razón, la educación no debe suprimir el pensamiento, al contrario, debe incentivarlo. Pero este es un asunto de un nuevo estado democrático y no de un regimen dictatorial. ¿Enseñamos a pensar?
     

   

  

Wednesday, May 20, 2015

No es un traspiés Laureano.

     Hoy, la mayoría de los venezolanos cuestionan el deterioro progresivo que han vivido durante los últimos 17 años. Debaten sobre el por qué, el cuándo y el cómo se originó esta crisis global, marcada por escasez de alimentos, inseguridad personal, depreciación de la moneda, inflación desbordada, profundización y auge de la manipulación y el populismo y la violación permanente de los derechos básicos, sociales, ciudadanos y económicos de los seres humanos. Sin temor a dudas, este comportamiento indagatorio les llevará a comprender que la ausencia de transparencia electoral, el fracaso de el estado de derecho y la promoción de la exclusión política impiden la convivencia y la paz, como también, afincan la pobreza y la ruindad. Asimismo, les ayudará a interpretar que el sometimiento del país por la ideología de la pobreza o el comunismo y el establecimiento de la corrupción son estrategias diseñadas de antemano por seres miserables, capaces de aplicar las bajezas necesarias con el propósito de implantar y usufructuar el poder a cualquier costo. Los venezolanos vivimos una experiencia única.
     Desde esta óptica, surge el siguiente cuestionamiento: ¿teníamos que experimentar esta crisis para aprender la lección? Apropiada pregunta para Acción Democrática, COPEY y compañía. Lo que si sabemos es que si no hay experiencia, tampoco habrá aprendizaje, por tanto, las crisis siempre nos dejan un beneficio: algo que corregir, innovar o transformar. Así que, viendo el futuro con esperanza y fe, seguramente los venezolanos dejarán de ser objetos y se convertirán en sujetos de la praxis política, para sorpresa de actores, líderes y partidos políticos tradicionales y nuevos. Entonces, será difícil engañar y manipularles, pues, el justo raciocinio sobre el caos y su origen les proverá la cognición ciudadana y la correspondiente autonomía interpretativa, con lo cual será infructuoso aplicar el sometimiento, el populismo y el control, a la vez que, les proveerá las cualidades que impedirán la instauración de regímenes totalitarios o comunistas y, finalmente, les motivará a construir permanente la democracia.
     Uno elemento indispensable para iniciar la superación de una crisis es conocer y saber cuál su naturaleza. He allí el instinto del ser cognoscente: aprender de las experiencias para avanzar. Es por ello que, la experiencia genera el conocimiento, lo cual no tiene precio. Es infinito el poder de las experiencias para producir situaciones de aprendizaje y conocimiento, pero conocimiento certero y no de comentarios o de pasillos. Entonces, hacerse preguntas es un asunto elemental en la búsqueda de la comprensión y la superación, porque allí se encierran saberes, conocimientos y soluciones que serán puestas a prueba regularmente.
    En consecuencia, no se podría sostener que esta crisis es un traspiés de la historia, como afirmara  Laureano Marquez en estos días en su cuenta twitter. Es, desde nuestra perspectiva, una etapa más de la historia nacional con la diferencia de que sin ella no se podría experimentar en situ la evolución cívica de Venezuela o la transformación del ser humano, impulsada desde las entrañas de la propia crisis, del propio intento de Transición Política. Desde esta óptica, consideramos a Venezuela como el eje evolutivo de la ciudadanía o la cultura ciudadana en el mundo occidental, pues se está gestando el cambio de la condición de ser habitante a ser ciudadano. En tal sentido, este es un periodo que denuncia la manifestación de habitantes de manera abrumadora. Y que, como tal, era necesario que sucedieran diferentes eventos que revelaran el deficit de ciudadanía, una condición del ser humano que beneficia al populismo, la manipulación, la violacion de los derechos humanos, la exclusión política y la fractura social. En el estricto sentido histórico, Venezuela entro en una etapa de innovación donde las carencias cívicas deberán dejarse a un lado para iniciar un nuevo recorrido, pero con ciudadanos,  para hacer posible logros y éxitos. Por tanto, la crisis de Venezuela es la pugna entre el habitante y el ciudadano, entre la ignorancia y el saber ciudadano, entre la ausencia de praxis ética y el peso de la acción ciudadana, entre la sumisión, la manipulación y el populismo y la independencia del ser humano con cualidades que permiten la autonomía participativa y la valoración de la democracia y los derechos humanos.
     En profundidad, esta crisis y todas las crisis económicas, políticas o sociales son, en definitiva, la crisis del ser humano. Por tanto, éste no es un evento fortuito, generado por el azar. Es producto del devenir del ser humano, pues, es de los humanos crear crisis por distintas razones, en algunos casos, de manera consciente, en otros no. Asimismo, es de humano evolucionar continuamente hasta alcanzar la espiritualidad soñada. Por tanto, depende de los seres humanos el éxito o el fracaso institucional de la democracia, por ejemplo. Podemos sostener que la clave de las crisis está en el ser humano quien guarda, en lo intrinsico de su naturaleza, instintos opuestos; como resultado, va a desplegar actitudes opuestas, así que  puede ser agresivo o sumiso, despota o amable. No sorprende la perversidad ni la bondad innata en su naturaleza. Siendo así, aceptamos que la crisis está en el ser humano y que, por tanto, este evento es de origen intrínsico humano, al igual que la  ausencia de ciudadanía. En extracto, nada ni nadie podría evitar que los seres humanos avancemos, como también retrocedamos a episodios tristes o desagradables. Ello es inevitable.
     La crisis de Venezuela no habría sucedido antes, probablemente, por la inexistencia de causas específicas. Así, tan pronto aprecieron, se origino y expandió, como ahora, produciendo angustias y desgracias. Por esta razón, no es aconsejable olvidar las condiciones presedieron a esta etapa. Recuerdese el boom petrolero de los años setenta, durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Entonces, el precio del barril oscilaba cerca de los 36$. Se demostró cuan ruín suele ser el ser humano cuando el tema se refiere a riqueza. Se sembro e institucionalizo la corrupción como un objetivo para los distintos líderes y actores políticos. Si antes no se produjo una etapa tan crítica como la del presente, fue, seguramente, porque no habían suficiente dólares como ahora.
     En Venezuela percibimos una gesta en favor la ciudadanía que podría compararse con La Declaración Universal de los Derechos Humanos, La Caídad del Muro de Berlín, La Consolidación de la Unión Europea, El Desmoronamiento de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, La irrupción de la Perestroika y el leve, pero persistente movimiento pro democrático, denominado ¨Primavera Árabe¨. Las Ciudades Estados en la Antigua Grecia, el Absolutismo de los Borbones en Francia, La Revolución Francesa, La Declaración de los Derechos del Hombre y los Ciudadanos y La Revolución Rusa también afectan el recorrido evolutivo de la ciudadanía. La historia nos revela eventos a favor y otros en contra, pero es, a nuestro modo de ver, el intento de Transición Política de Venezuela, lo que va a definir la necesidad de contar con ciudadanos en vez de habitantes para hacer posible, entonces, las Realizacioines Superiores. 

Wednesday, May 6, 2015

De habitante a ciudadano

     Los eventos sociales o políticos deben ser identificados y definidos lo más acertado posible. Definirlos a medias y sin especificar lo que en esencia son no es conveniente. Dejar dudas provenientes de una interpretación destemporalizada y desubicada, bien sea en lo cognitivo o filosófico, demuestra escaso entendimiento y debilidad de la ciencia. Más específico, si no se identifican correctamente las circunstancias que aquejan a una sociedad, sería imposible superar las causas que las originaron y los inconvenientes que ellas producen. Un buen médico, por ejemplo, siempre deberá identificar adecuada y oportunamente una dolencia y, luego, indicará los medicamentos apropiados para mejorar y sanar. Si no hiciese lo correcto, la dolencia permanecerá lo cual representará una amenaza para la salud y el bienestar del paciente.
     En el campo político, escenario de donde surgen las decisiones relacionadas con el hacer de la humanidad, llama la atención la crisis permanente del ejercicio de la democracia; de igual modo, interesa la fragilidad de la convivencia social, la autonomía, el escaso progreso social y el deficiente estado de derecho. Con estos síntomas podríamos diagnosticar, sin ninguna atadura intelectual o filosófica que Venezuela, en este caso, nos muestra que es un país de habitantes y no de ciudadanos. Todo lo cual sucede en razón que el devenir de la humanidad está sujeto a la condición del ser humano, en otras palabras, a la evolución de habitantes a ciudadanos.
   Seguramente, usted cree ser un ciudadano. Ahora, ese no es el problema, ni tema de discusión. Lo que no es correcto es que el mundo intelectual o académico desconozca que   hemos perdidos tres siglos, por lo menos, preparando para el éxito económico, donde la acumulación de la riqueza simboliza el triunfo. Esa no es la vía. El mundo requiere seres humanos con aprestos muy particulares con los cuales sea viable alcanzar o, al menos, orientarse hacia al logro de Realizaciones Superiores.
    Lamentablemente, en el mundo hay más habitantes que ciudadanos, aunque vivan en ciudades y el número de urbanizaciones aumente día a día; haya disminuido el analfabetismo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos recién cumpliera 70 años de su proclamación, la tecnología haya alcanzado niveles sorprendentes, la Unión Europea represente el paradigma rmundial de los derechos ciudadanos, la democracia mantenga preeminencia mundial como ideal político y los Estados Unidos sea el país de las libertades, ello no significa que el mundo disponga de una civilización de ciudadanos.
  Venezuela, al contrario que otros países de la región, representa desde nuestra perspectiva, un paso en favor de la ciudadanía demandada. Cuesta creerlo, pero entre los eventos trascendentales en favor o en contra de la ciudadanía allí estará este momento particular de nuestro país, pues al final la mayorías comprenderán que siempre fueron engañadas, manipuladas y utilizadas por distintos actores, líderes y partidos políticos. Veran, con toda nitidez, el ardí de la guerra económica, la falsedad y la hipocresía. Reflexionarán y aceptarán que la pobreza y los males provienen de cada país y no del imperio, aceptarán que nunca le odiaron tanto como ahora y que el susodicho legado no es mas que la mayor burla que se haya podido ejecutar contra un pueblo muy exigente, pero al mismo tiempo, muy ignorante, lo cual es letal. La transformación de habitante a ciudadano traerá un gran impacto, tanto que algunos actores políticos y académicos no comprenderán y permanecerán en la civilización de los habitantes, sin oportunidades, como jarrones chinos. 

Tuesday, April 14, 2015

La universidad y la autonomía interpretativa

     Cuando las sociedades avanzadas han superado el dilema político proveniente del conflicto mundial entre la democracia y el comunismo, todavía persisten seres humanos con mentalidades ya no rezagadas, sino perversas, queriendo retroceder a escenarios inhumanos. Ello no es sorpresa, pues con frecuencia la pobreza y la miseria son impuestas por medio de la aplicación de artimañas y subterfugios a pueblos ignorantes, decepcionados o desesperados. Así que, aunque resulte difícil admitir esta realidad, cada vez que la manipulación sobrepasa el nivel de comprensión intelectual social, inexorablemente los pueblos están condenados a vivir en la ruindad y la sumisión como norma del estado comunal.
     Sabemos que no es fácil persuadir a los convencidos que han sido manipulados, puesto que el habitante posee anteojos con espesas capas compuestas de diferentes analfabetismos e ignorancias, lo cual obstaculizan la interpretación personal de lo que existe y lo que sucede. En consecuencia, no hay posibilidades de lograr la autonomía interpretativa con la cual el habitante se convierte en el objeto de la praxis política. Lo lamentable de esta condición del ser humano no es que siempre es y será explotada por los picaros actores políticos, sino el papel de las universidades, que permanecen preparando profesionales para el éxito de la sociedad del consumo, del honor académico, del valor cuántico y de todo aquello que mide el bienestar hoy en día. En resumen, la universidad sigue produciendo habitantes; una situación que deberá corregirse para el éxito de las sociedades democráticas en este siglo de exigencias cognitivas y éticas.

Saturday, April 11, 2015

Diacronía educativa y el habitante

     Las distintas civilizaciones han utilizado a la educación como el instrumento idóneo para sostener el estado político. Este es el compromiso natural, legítimo y necesario de la educación. No obstante, tiene responsabilidades complejas a las cuales está lejos de alcanzar; por ejemplo, lo deprimente y caótico del desempeño educacional únicamente es comprobable cuando al tras luz de las diferentes crisis queda expuesta la inaceptable ruindad ética de los pueblos, Venezuela no es el único caso. En el caso de la democracia, que es lo que nos ocupa como praxis política, los sistemas educativos muestran incoherencias; puesto que, al intentar subsistir, en medio de innovaciones científicas, demandas sociales, expansiones o restricciones económicas, avances jurídicos y exigencias éticas, no responden acertadamente quedando en una especie de rezago o desfase permanente. De cierto, van a destiempo, sin la sincronía justa para enfrentar y superar las demandas, con lo cual no puede formar a un ser humano capaz de construir la la convivencia, la autonomía nacional, el avance social, el estado de derecho y fundamentalmente el hecho democrático.
   Por norma, la educación se resiste a la innovación debido a que permanece atada al paradigma mecanisista, nido del pensamiento de la no equidad, de lo no ético, pero si a favor, mas bien, del éxito económico como fin máximo. De modo que, y sin que sea descortés anunciarlo, los sistemas educativos permanecen gigantes perplejos, sin ideas, sin decisión y menos sin acción. Son el auténtico fracaso de esta civilización. En otras palabras, sus esfuerzos didácticos, estratégicos y curriculares están descontextualizados, y esta es la razón por cual no es viable la formación para praxis de valores éticos tan necesarios siempre. En definitiva, en la educación de hoy existe una descomunal  diacronía entre lo impartido en clase con el conocimiento, las destrezas, las cualidades y las competencias ciudadanas exigidas al exterior, en consecuencia se extiende la lamentable vigencia de la civilización del habitante, cuando el mundo exige, con urgencia, el inicio de la civilización de los ciudadanos con virtudes.

Dios bendiga a Venezuela
#VenezuelaBrillara

Wednesday, March 4, 2015

Habitante, Ciudadano Virtuoso y Estado Democrático

   En los últimos cincuenta años y, específicamente, en los tres primeros lustros del siglo XXI Venezuela ha ingresado a una especie de crisis humana indeseada, la cual se va deslizando desde lo caótico hacia lo abominable. Sin dudas, soporta una etapa irracional o de anomia política nunca antes experimenta. Desde este ámbito, se ha promocionado el caos social y económico, marcado, a su vez, por la imposición clara de lo anti ético como forma de ser o estar, lo cual ensalza a la ruindad como hábito o estilo de vida aceptado. Esta triste realidad genera la imperiosa necesidad de reflexionar acerca de las ideas o los conceptos de habitante, ciudadano y Estado y, a partir de allí, sería posible comprender el origen del caos, fomentado por los habitantes y el futuro, donde se esperan éxitos superlativos, auspiciados por los ciudadanos, pero ciudadanos con virtudes.
 A la luz de la interpretación hermeneutica del Estado venezolano, se sabe que el proceso de transición política hacia el comunismo se nutrió de la decadencia ética, evidenciada por la corrupción endémica en varios ejercicios democráticos, donde Acción Democrarica y COPEY, apoyados por otras organizaciones políticas de carácter socialistas o de izquierda, también son seducidos por la codicia. Ahora se sabe que hay habitantes en el ejercicio de la política, a los que popularmente se le denominan políticos de oficio. 
   Para comprender la realidad del Estado, en Venezuela, se tiene que la noción más difunda es aquella que lo dibuja como la forma de organización política, económica y social aceptada por un país. A la luz de la visión humanista, se deduce, entonces, que las personas constituyen el Estado y, por tanto, de ellas depende o se hace posible que el Estado funcione. Si aceptamos esta interpretación, entonces, se deberá reconocerse, a las personas, como los responsables de la calidad del Estado, pensando al Estado como el esfuerzo que cada uno realiza en función de lograr el bienestar de y para todos. 
  Indudablemente el proceso de transición política descubrió la ausencia de ciudadanos, en otras palabras, reveló el predominio de habitantes; en extracto, personas sin cualidades, atributos y competencias para reflexionar de modo autónomo, proteger y defender la idea democrática o los derechos humanos, ciudadanos o económicos. Por esta razon, en política, ser habitante es ser la nada o cuando mas, es ser el objeto útil para alcanzar el poder, la demagogia y el populismo o mejor, el control y la sumisión. Los habitantes son simples moradores de las ciudades, solo habitan un espacio físico, por tanto, no alcanzan ni disponen de peso intelectual o al menos un contrapeso en la opinión pública. Esta pocas palabra, los habitantes sirvieron a la instalación del proceso de transición política del cual se espera un gran aprendizaje o por el contrario, la aceptación, lo que sería el inicio de crueles escenarios ya rechazados previamente. 
  Luego, si la calidad del Estado depende de las personas y estas, a su vez, solo alcanzan ser habitantes, cómo puede la democracia fortalecerse y construirse? Pero hay más dudas. Si una sociedad no cuenta con ciudadanos, sino con simples habitantes, en un escenario democrático, cómo sería viable hacer fáctica y palpable la idea de democracia? Para demostrar que la democracia conviene, mas que el comunismo, es necesario contar con ciudadanos y no con habitantes como lo es habitualmente en la mayoría de los países de corte democrático y que debido a la escasez de ciudadanos también están en riesgo como España, Argentina o Brasil.
    Según Hegel, gran filósofo alemán, en su obra Filosofia del Derecho, nos dice: "el estado es la realidad de la ética, es el espíritu en cuanto a voluntad patente, clara por si misma, sustancial, que se piensa y se conoce".  A la luz del siglo XXI, se destaca a lo ético como la base de las acciones comprometidas con la construccion del estado, el estado democrático. Claro, todo ello, si consideramos a la democracia como la sincronización de practicas éticas en función de un fin determinado: fortalecer y construir la democracia. Como bien es conocido, el comunismo desecha lo ético, en tanto le favorece a alcanzar e imponer la ideología de la sumisión. Entonces, la democracia solo es palpable mientras los protagonistas descubran cuan importante es la praxis ética en cada una de las responsabilidades asumidas. Cuando así sucede se comprende y valora la necesidad de actuar apegado a lo ético porque de ello depende el éxito de la democracia. 
   En razón a que Venezuela y gran parte de los países democráticos se han sustentado en habitantes y estos son corresponsables del deterioro ético, surge la necesidad de contar con lo opuesto: con ciudadanos; pero no cualquier ciudadano, sino de ciudadanos virtuosos, personas con cualidades y competencias con las cuales será posible proteger y construir la  democracia hasta lograr el Hecho Democraroco y mas allá, ser capaces de orientarse al logro de Realizaciones Superiores.