Friday, August 31, 2012

Ideas rectoras e Incongruencias educativas

   Es increíble como la educación mantiene inmensas incoherencias y desfases, al mismo tiempo, con La Declaracion Universal de los Derechos Humanos, idea rectora promulgada en diciembre de 1948 como consecuencia de los nefastos resultados de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Este argumento jurídico de carácter planetario inspira y nos dibuja un ser humano y un mundo para la paz.
   Para muchos pensadores, a los cuales me adhiero, nos parece imcomprensible e inaceptable la escasa correlación existente entre la educación y el articulado de la carta universal y sin temor a equivocarnos cuestionamos cómo después de 67 años de su promulgación apenas impieza a considerarse el abordaje de los derechos de los seres humanos, ciudadanos, políticos y económicos, como elementos fundamentales para el aprendizaje. Aún más allá, esta situación nos sugiere suponer qué habría ocurrido si hubiesemos dirigido la educación hacia estos fines desde entonces. Seguramente no se habrían detenido los conflictos y las guerras pero se hubiese abonado espacio para el respeto a las libertades ciudadanas, políticas y la democracia se habría consolidado como el sistema político propicio para el progreso de la humanidad.
   Sin embargo, la gran pregunta sería: por qué las autoridades políticas, educativas y hasta los organismos internacionales no han presionado por una educación más relacionada con la Declación de los Derechos Humanos? Claro, cada país es autónomo y como tal diseña la educación de acuerdo a sus necesidades, pero ¿puede tener objeción una formación centrada en valores? Será que no estamos preparados para dar este salto? 
   Esta y otras interrogantes aparecerán siempre que los líderes en cada país no estén en condiciones de guiar hacia mejores logros, pues nuestras sociedades están constituidas por actores políticos sin cualidades cívicas y compromiso ético, lo cual suspende apuntar  hacia metas humanas. El mundo necesita formar seres humanos que valoren y cuiden sus derechos globales. 

Saturday, August 25, 2012

Educación. ¿democracia o totalitarismo?

   ¿Hacia dónde deberá mirar la educación de este siglo? ¿A la formación de ciudadanos para la democracia, la paz, el estado de derecho, el progreso social común y la autonomía o simplemente al adiestramiento de individuos indolentes y sumisos que permiten la violación de los derechos humanos, el control y la manipulación política, que sirve a la consolidación del totalitarismo? Por qué todavía nos debatimos entre una educación "sin criterios definidos" o una educación para la democracia. Estamos perdiendo el tiempo. Lo hemos perdido. ¿Seguiremos así? Por qué tantas complicaciones si el comunismo o totalitarismo sucumbió sin atenuantes, pues no garantizo las oportunidades naturales para la vida, el desarrollo social y los derechos ciudadanos, tres elementos básicos para el avance de la humanidad. 
   Las sociedades han avanzado, no van hacia atrás, y el totalitarismo o comunismo es pasado y reminicencia del absolutismo, de la concentracion del poder en una sola persona o partido político único. Entonces, ¿por qué no enseñar a valorar y conservar la democracia, que es vital para las libertades ciudadanas, es el escenario político ideal para que los seres humanos desarrollemos nuestras potenciales naturales, donde el poder es posible alternarlo y la certeza está en el consenso y no en la imposición autoritaria de las minorías.
   Definitivamente, deberemos formar ciudadanos para la democracia, para impulsarla constantemente, porque ella es frágil y requiere reforzarse. Por esta razón, siempre es atacada en el marco de actores y partidos políticos irresponsables, que incumplen con promesas y mayorías incultas e ignorantes que no pueden hacer frente y superar los desafíos que ello representa. La democracia es una construcción continua, no es una cosa finita. Por tanto, hoy no se requiere de anuncios, sino de acordar decisiones mancomunadas, entre las cuales la educación se constituye en la base fundamental que transformará habitantes en ciudadanos dispuestos a conservarla mediante la evaluación y corrección continua. Veremos.


Friday, August 24, 2012

Codicia e incoherencias educativas

     Durante más de trescientos años, los sistemas educativos del mundo occidental se han propuesto, y de hecho lo han logrado, preparar y formar para la acumulación de riquezas, el gozo de bienes y la disposición del capital. Ello se traduce, para muchos, en indicativos de bienestar, progreso y felicidad. El capital es, y seguramente seguirá siendo por mucho tiempo, un eje fundamental para el desarrollo del ser humano, pues nuestro modo de ver, tampoco habra otro que le sustituya, ya que por instinto, por codicia y sin remordimientos los seres humanos realizamos inmensos esfuerzos por acumular. De modo que, ante esta realidad, es necesario una educación que apunte hacia otras metas. No solo para equilibrar los fines de la educación, sino más bien, para formar seres humanos más sensibles, honestos y honrados.
     Aunque ha sido el capital el motor catalizador y norte de la educación, pues ha preprado a millones de profesionales para superarse así mismos y competir con otros en una sociedad cada vez más insensible y egoísta, es indispensable una educación que forme  en valores, pues no por falta de pan, hay menos desnutrición o por más ganancias de los banqueros, corredores de bolsas, empresarios o políticos pícaros, hay más estado de bienestar, convivencia, desarrollo común, justicia y estado de derecho. Ni aun cuando los indicadores económicos nos muestran datos que nos encandilan, caminamos hacia la justicia social que tanto deseamos. 

      La crisis económica que viven muchos países de Europa, las dictaduras en el Caribe, Asia, África, Medio Oriente y el zigzag de las democracias en Latinoamérica son muestras palpables de la ambición de sus protagonistas por el poder y el capital, pero sobre todo por las debilidades de los pueblos que, aturdidos por la ignorancia permanecen inertes, apáticos e inhabilitados para valorar, cuidar y construir la democracia permanentemente. 
    A todas estas, mirando hacia  el futuro: ¿cuáles serán las prioridades de las democracias en materia educativa? (2) ¿continuarán los sistemas educativos con la orientación económica y por tanto, mecanicista? (3) ¿cuéntan los países con los planificadores apropiados para los cambios que se aproximan? Estas y otras interrogantes analizaremos en los próximos días.