Saturday, November 7, 2015

La Cuarta República no es el modelo


   A Venezuela y al mundo les hace falta el conocimiento de Dios. Dios no se riñe con la ciencia ni el conocimiento. Esa la verdad. Simple

   "Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo". Filipenses 1: 9-10     


    Recientemente, o mejor, desde los primeros días del año 2015, el colapso de Venezuela comenzo a sentirse de modo crudo y cruel en toda la geografía nacional. Lamentablemente, esta realidad se corresponde con el proceso de transición política, iniciado en el año 1998 por medio de elecciones claras y transparentes y, que lastimosamente, ha entrado en la etapa culminante, despiadada. Se dispone, ahora, a asfixiar y a controlar, de una vez y por todas, la manifestación de la otredad o la contradición ideológica o política; propósito vital para la instalación y conservación del totalitarismo o el comunismo, ambos casos, experiencias políticas inhumanas, pues su fin es la perversión o la perversidad, -lo de Venezuela es un hecho único pues los países del hemisferio son observadores directos y, en algunos casos, cómplices lo cual deja tras luz las bajezas del ser humano y del estado político mundial. Vivimos o somos parte de una civilización agonizante 
   En todo proceso de transición política hacia el comunismo las decisiones y las acciones están milimétricamente estudiadas y planificadas. Cuba, por ejemplo, aprendió de su derrota en Chile y aquí, muy tristemente, demostró su avance y su experticia instalando "el mar de la felicidad". Ahora nada desentona, funciona perfectamente, como máquina recien instalada, aunque se ha tardado más tiempo de lo esperado. 
  El comunismo, nacido de las entrañas de los impíos, se aprovecha de la ignorancia y la escasez de cultura democrática. De modo que, esta condición humana representa una debilidad en Latinoamerica y cuidado con ciertos países de Europa. La inmensa manifestación de habitantes, una condición del ser humano en la cual se hace difícil comprender la naturaleza y los propósitos perseguidos por actores políticos "de oficio", tal como se les conoce popularmente, es el sustrado para el engaño, el control y la manipulación. De alli que, solo el tiempo y la propia experiencia personal o colectiva permiten aprender y tomar decisiones al respecto. Así que, aquellas personas que en el pasado no percibían los propósitos del intergalactico, ahora lo sienten, lo sufren, comienzan a comprender y hasta se arrepienten. El asunto es que ya no queda mucho espacio para la maniobra, para la acción. Quisiera equivocarme. 
   Transitar hacia el comunismo representa un hecho despiadado. No hay sentimientos ni muestras de sensibilidad. Por ello es un acto cruel. En detalle, la devaluacion de la moneda nacional, que empobrece de manera feroz a miles de familias de la clase media, constituidas por profesionales, no es un hecho aislado. Nada de eso. Es producto de la premeditación. Se proponen expandir la pobreza y el hambre para el control; igualmente, la insolita inflación, la escasez de productos alimentarios y la mortal carencia de medicamentos para la quimioterapia o la conservación de transplantes son acciones pensadas por la perversidad de mentes inmundas. En otras palabras, al régimen no le preocupa las muertes o las desapariciones. Pero no nos quedemos allí, reflexionemos. Si reconocemos que los niveles de las reservas internacionales están en mínimos históricos, cómo vamos a afrontar la crisis humanitaria que toca las puertas de millones de hogares. Es mas, muchos ya la vivimos. Nos acompaña. Está entre nosotros. Estas son noticias del desastre anunciado: la transición está aquí. El infame mar de la felicidad está aquí. 
  Las penas no concluyen aún. Los transeúntes o la gente en los supermecardos, en taxis, autobuses o en cualquier lugar comenta y se queja del peso de los últimos días; en el desespero afirman: "en la cuarta república era mejor". Ciertamente, las diferencias se agigantan cada día, tanto que aquel período pareciera un oasis. Sin embargo, es justo recordar que ese modelo político prudujo este fatídico presente. De manera que, la cuarta república no es el paradigma político administrativo que urgentemente necesitamos. Es preciso considerar la construcción, entre todos, una nueva hoja de ruta, de un nuevo paradigma de administración y política, equidistante de la que nos trajo a esta penosa realidad.
    No dejemos que la des-esperanza y el des-ánimo nos hunda o lo que es peor, regresemos al modelo político que dió origen a lo que hoy vivimos. Hagámos un llamado a los actores políticos para que dejen a un lado sus pretenciones y trabajen sin egoísmos o protagonismo por una Venezuela mejor. El mejor país.  

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