Wednesday, May 20, 2015

No es un traspiés Laureano.

     Hoy, la mayoría de los venezolanos cuestionan el deterioro progresivo que han vivido durante los últimos 17 años. Debaten sobre el por qué, el cuándo y el cómo se originó esta crisis global, marcada por escasez de alimentos, inseguridad personal, depreciación de la moneda, inflación desbordada, profundización y auge de la manipulación y el populismo y la violación permanente de los derechos básicos, sociales, ciudadanos y económicos de los seres humanos. Sin temor a dudas, este comportamiento indagatorio les llevará a comprender que la ausencia de transparencia electoral, el fracaso de el estado de derecho y la promoción de la exclusión política impiden la convivencia y la paz, como también, afincan la pobreza y la ruindad. Asimismo, les ayudará a interpretar que el sometimiento del país por la ideología de la pobreza o el comunismo y el establecimiento de la corrupción son estrategias diseñadas de antemano por seres miserables, capaces de aplicar las bajezas necesarias con el propósito de implantar y usufructuar el poder a cualquier costo. Los venezolanos vivimos una experiencia única.
     Desde esta óptica, surge el siguiente cuestionamiento: ¿teníamos que experimentar esta crisis para aprender la lección? Apropiada pregunta para Acción Democrática, COPEY y compañía. Lo que si sabemos es que si no hay experiencia, tampoco habrá aprendizaje, por tanto, las crisis siempre nos dejan un beneficio: algo que corregir, innovar o transformar. Así que, viendo el futuro con esperanza y fe, seguramente los venezolanos dejarán de ser objetos y se convertirán en sujetos de la praxis política, para sorpresa de actores, líderes y partidos políticos tradicionales y nuevos. Entonces, será difícil engañar y manipularles, pues, el justo raciocinio sobre el caos y su origen les proverá la cognición ciudadana y la correspondiente autonomía interpretativa, con lo cual será infructuoso aplicar el sometimiento, el populismo y el control, a la vez que, les proveerá las cualidades que impedirán la instauración de regímenes totalitarios o comunistas y, finalmente, les motivará a construir permanente la democracia.
     Uno elemento indispensable para iniciar la superación de una crisis es conocer y saber cuál su naturaleza. He allí el instinto del ser cognoscente: aprender de las experiencias para avanzar. Es por ello que, la experiencia genera el conocimiento, lo cual no tiene precio. Es infinito el poder de las experiencias para producir situaciones de aprendizaje y conocimiento, pero conocimiento certero y no de comentarios o de pasillos. Entonces, hacerse preguntas es un asunto elemental en la búsqueda de la comprensión y la superación, porque allí se encierran saberes, conocimientos y soluciones que serán puestas a prueba regularmente.
    En consecuencia, no se podría sostener que esta crisis es un traspiés de la historia, como afirmara  Laureano Marquez en estos días en su cuenta twitter. Es, desde nuestra perspectiva, una etapa más de la historia nacional con la diferencia de que sin ella no se podría experimentar en situ la evolución cívica de Venezuela o la transformación del ser humano, impulsada desde las entrañas de la propia crisis, del propio intento de Transición Política. Desde esta óptica, consideramos a Venezuela como el eje evolutivo de la ciudadanía o la cultura ciudadana en el mundo occidental, pues se está gestando el cambio de la condición de ser habitante a ser ciudadano. En tal sentido, este es un periodo que denuncia la manifestación de habitantes de manera abrumadora. Y que, como tal, era necesario que sucedieran diferentes eventos que revelaran el deficit de ciudadanía, una condición del ser humano que beneficia al populismo, la manipulación, la violacion de los derechos humanos, la exclusión política y la fractura social. En el estricto sentido histórico, Venezuela entro en una etapa de innovación donde las carencias cívicas deberán dejarse a un lado para iniciar un nuevo recorrido, pero con ciudadanos,  para hacer posible logros y éxitos. Por tanto, la crisis de Venezuela es la pugna entre el habitante y el ciudadano, entre la ignorancia y el saber ciudadano, entre la ausencia de praxis ética y el peso de la acción ciudadana, entre la sumisión, la manipulación y el populismo y la independencia del ser humano con cualidades que permiten la autonomía participativa y la valoración de la democracia y los derechos humanos.
     En profundidad, esta crisis y todas las crisis económicas, políticas o sociales son, en definitiva, la crisis del ser humano. Por tanto, éste no es un evento fortuito, generado por el azar. Es producto del devenir del ser humano, pues, es de los humanos crear crisis por distintas razones, en algunos casos, de manera consciente, en otros no. Asimismo, es de humano evolucionar continuamente hasta alcanzar la espiritualidad soñada. Por tanto, depende de los seres humanos el éxito o el fracaso institucional de la democracia, por ejemplo. Podemos sostener que la clave de las crisis está en el ser humano quien guarda, en lo intrinsico de su naturaleza, instintos opuestos; como resultado, va a desplegar actitudes opuestas, así que  puede ser agresivo o sumiso, despota o amable. No sorprende la perversidad ni la bondad innata en su naturaleza. Siendo así, aceptamos que la crisis está en el ser humano y que, por tanto, este evento es de origen intrínsico humano, al igual que la  ausencia de ciudadanía. En extracto, nada ni nadie podría evitar que los seres humanos avancemos, como también retrocedamos a episodios tristes o desagradables. Ello es inevitable.
     La crisis de Venezuela no habría sucedido antes, probablemente, por la inexistencia de causas específicas. Así, tan pronto aprecieron, se origino y expandió, como ahora, produciendo angustias y desgracias. Por esta razón, no es aconsejable olvidar las condiciones presedieron a esta etapa. Recuerdese el boom petrolero de los años setenta, durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Entonces, el precio del barril oscilaba cerca de los 36$. Se demostró cuan ruín suele ser el ser humano cuando el tema se refiere a riqueza. Se sembro e institucionalizo la corrupción como un objetivo para los distintos líderes y actores políticos. Si antes no se produjo una etapa tan crítica como la del presente, fue, seguramente, porque no habían suficiente dólares como ahora.
     En Venezuela percibimos una gesta en favor la ciudadanía que podría compararse con La Declaración Universal de los Derechos Humanos, La Caídad del Muro de Berlín, La Consolidación de la Unión Europea, El Desmoronamiento de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, La irrupción de la Perestroika y el leve, pero persistente movimiento pro democrático, denominado ¨Primavera Árabe¨. Las Ciudades Estados en la Antigua Grecia, el Absolutismo de los Borbones en Francia, La Revolución Francesa, La Declaración de los Derechos del Hombre y los Ciudadanos y La Revolución Rusa también afectan el recorrido evolutivo de la ciudadanía. La historia nos revela eventos a favor y otros en contra, pero es, a nuestro modo de ver, el intento de Transición Política de Venezuela, lo que va a definir la necesidad de contar con ciudadanos en vez de habitantes para hacer posible, entonces, las Realizacioines Superiores. 

Wednesday, May 6, 2015

De habitante a ciudadano

     Los eventos sociales o políticos deben ser identificados y definidos lo más acertado posible. Definirlos a medias y sin especificar lo que en esencia son no es conveniente. Dejar dudas provenientes de una interpretación destemporalizada y desubicada, bien sea en lo cognitivo o filosófico, demuestra escaso entendimiento y debilidad de la ciencia. Más específico, si no se identifican correctamente las circunstancias que aquejan a una sociedad, sería imposible superar las causas que las originaron y los inconvenientes que ellas producen. Un buen médico, por ejemplo, siempre deberá identificar adecuada y oportunamente una dolencia y, luego, indicará los medicamentos apropiados para mejorar y sanar. Si no hiciese lo correcto, la dolencia permanecerá lo cual representará una amenaza para la salud y el bienestar del paciente.
     En el campo político, escenario de donde surgen las decisiones relacionadas con el hacer de la humanidad, llama la atención la crisis permanente del ejercicio de la democracia; de igual modo, interesa la fragilidad de la convivencia social, la autonomía, el escaso progreso social y el deficiente estado de derecho. Con estos síntomas podríamos diagnosticar, sin ninguna atadura intelectual o filosófica que Venezuela, en este caso, nos muestra que es un país de habitantes y no de ciudadanos. Todo lo cual sucede en razón que el devenir de la humanidad está sujeto a la condición del ser humano, en otras palabras, a la evolución de habitantes a ciudadanos.
   Seguramente, usted cree ser un ciudadano. Ahora, ese no es el problema, ni tema de discusión. Lo que no es correcto es que el mundo intelectual o académico desconozca que   hemos perdidos tres siglos, por lo menos, preparando para el éxito económico, donde la acumulación de la riqueza simboliza el triunfo. Esa no es la vía. El mundo requiere seres humanos con aprestos muy particulares con los cuales sea viable alcanzar o, al menos, orientarse hacia al logro de Realizaciones Superiores.
    Lamentablemente, en el mundo hay más habitantes que ciudadanos, aunque vivan en ciudades y el número de urbanizaciones aumente día a día; haya disminuido el analfabetismo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos recién cumpliera 70 años de su proclamación, la tecnología haya alcanzado niveles sorprendentes, la Unión Europea represente el paradigma rmundial de los derechos ciudadanos, la democracia mantenga preeminencia mundial como ideal político y los Estados Unidos sea el país de las libertades, ello no significa que el mundo disponga de una civilización de ciudadanos.
  Venezuela, al contrario que otros países de la región, representa desde nuestra perspectiva, un paso en favor de la ciudadanía demandada. Cuesta creerlo, pero entre los eventos trascendentales en favor o en contra de la ciudadanía allí estará este momento particular de nuestro país, pues al final la mayorías comprenderán que siempre fueron engañadas, manipuladas y utilizadas por distintos actores, líderes y partidos políticos. Veran, con toda nitidez, el ardí de la guerra económica, la falsedad y la hipocresía. Reflexionarán y aceptarán que la pobreza y los males provienen de cada país y no del imperio, aceptarán que nunca le odiaron tanto como ahora y que el susodicho legado no es mas que la mayor burla que se haya podido ejecutar contra un pueblo muy exigente, pero al mismo tiempo, muy ignorante, lo cual es letal. La transformación de habitante a ciudadano traerá un gran impacto, tanto que algunos actores políticos y académicos no comprenderán y permanecerán en la civilización de los habitantes, sin oportunidades, como jarrones chinos.