Wednesday, March 4, 2015

Habitante, Ciudadano Virtuoso y Estado Democrático

   En los últimos cincuenta años y, específicamente, en los tres primeros lustros del siglo XXI Venezuela ha ingresado a una especie de crisis humana indeseada, la cual se va deslizando desde lo caótico hacia lo abominable. Sin dudas, soporta una etapa irracional o de anomia política nunca antes experimenta. Desde este ámbito, se ha promocionado el caos social y económico, marcado, a su vez, por la imposición clara de lo anti ético como forma de ser o estar, lo cual ensalza a la ruindad como hábito o estilo de vida aceptado. Esta triste realidad genera la imperiosa necesidad de reflexionar acerca de las ideas o los conceptos de habitante, ciudadano y Estado y, a partir de allí, sería posible comprender el origen del caos, fomentado por los habitantes y el futuro, donde se esperan éxitos superlativos, auspiciados por los ciudadanos, pero ciudadanos con virtudes.
 A la luz de la interpretación hermeneutica del Estado venezolano, se sabe que el proceso de transición política hacia el comunismo se nutrió de la decadencia ética, evidenciada por la corrupción endémica en varios ejercicios democráticos, donde Acción Democrarica y COPEY, apoyados por otras organizaciones políticas de carácter socialistas o de izquierda, también son seducidos por la codicia. Ahora se sabe que hay habitantes en el ejercicio de la política, a los que popularmente se le denominan políticos de oficio. 
   Para comprender la realidad del Estado, en Venezuela, se tiene que la noción más difunda es aquella que lo dibuja como la forma de organización política, económica y social aceptada por un país. A la luz de la visión humanista, se deduce, entonces, que las personas constituyen el Estado y, por tanto, de ellas depende o se hace posible que el Estado funcione. Si aceptamos esta interpretación, entonces, se deberá reconocerse, a las personas, como los responsables de la calidad del Estado, pensando al Estado como el esfuerzo que cada uno realiza en función de lograr el bienestar de y para todos. 
  Indudablemente el proceso de transición política descubrió la ausencia de ciudadanos, en otras palabras, reveló el predominio de habitantes; en extracto, personas sin cualidades, atributos y competencias para reflexionar de modo autónomo, proteger y defender la idea democrática o los derechos humanos, ciudadanos o económicos. Por esta razon, en política, ser habitante es ser la nada o cuando mas, es ser el objeto útil para alcanzar el poder, la demagogia y el populismo o mejor, el control y la sumisión. Los habitantes son simples moradores de las ciudades, solo habitan un espacio físico, por tanto, no alcanzan ni disponen de peso intelectual o al menos un contrapeso en la opinión pública. Esta pocas palabra, los habitantes sirvieron a la instalación del proceso de transición política del cual se espera un gran aprendizaje o por el contrario, la aceptación, lo que sería el inicio de crueles escenarios ya rechazados previamente. 
  Luego, si la calidad del Estado depende de las personas y estas, a su vez, solo alcanzan ser habitantes, cómo puede la democracia fortalecerse y construirse? Pero hay más dudas. Si una sociedad no cuenta con ciudadanos, sino con simples habitantes, en un escenario democrático, cómo sería viable hacer fáctica y palpable la idea de democracia? Para demostrar que la democracia conviene, mas que el comunismo, es necesario contar con ciudadanos y no con habitantes como lo es habitualmente en la mayoría de los países de corte democrático y que debido a la escasez de ciudadanos también están en riesgo como España, Argentina o Brasil.
    Según Hegel, gran filósofo alemán, en su obra Filosofia del Derecho, nos dice: "el estado es la realidad de la ética, es el espíritu en cuanto a voluntad patente, clara por si misma, sustancial, que se piensa y se conoce".  A la luz del siglo XXI, se destaca a lo ético como la base de las acciones comprometidas con la construccion del estado, el estado democrático. Claro, todo ello, si consideramos a la democracia como la sincronización de practicas éticas en función de un fin determinado: fortalecer y construir la democracia. Como bien es conocido, el comunismo desecha lo ético, en tanto le favorece a alcanzar e imponer la ideología de la sumisión. Entonces, la democracia solo es palpable mientras los protagonistas descubran cuan importante es la praxis ética en cada una de las responsabilidades asumidas. Cuando así sucede se comprende y valora la necesidad de actuar apegado a lo ético porque de ello depende el éxito de la democracia. 
   En razón a que Venezuela y gran parte de los países democráticos se han sustentado en habitantes y estos son corresponsables del deterioro ético, surge la necesidad de contar con lo opuesto: con ciudadanos; pero no cualquier ciudadano, sino de ciudadanos virtuosos, personas con cualidades y competencias con las cuales será posible proteger y construir la  democracia hasta lograr el Hecho Democraroco y mas allá, ser capaces de orientarse al logro de Realizaciones Superiores. 
   

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