Saturday, November 29, 2014

El desafío de Voluntad Popular y Vente Venezuela

     Todavía una porción significativa de la población venezolana no comprende la naturaleza de la crisis que sufre. Por tanto, no sabe por qué ha sucedido, qué la origino, cómo ha alcanzado niveles de caos casi insoportables y, lo más preocupante, por qué la abrumadora apatía y la agobiante indiferencia mostrada ante esta realidad. Sorprendentemente, actores y partidos políticos, intelectuales, articulistas de periódicos y revistas, académicos, analistas políticos y gente común no interpretan lo que está sucediendo, lo cual es natural si tomamos en cuenta que este evento no se centra únicamente en la esfera de recuperar la democracia. Veamos por qué. 
     Los venezolanos, como la mayoría de los seres humanos de los países desarrollados y también de aquellos en vía al desarrollo, como Venezuela en América Latina, todavía no han alcanzado la virtud que permite valorar el significado democracia como sistema político único, que se construye cada día por medio de la participación, promotora de la evaluación, corrección y el control correspondiente de cada una de las dimensiones del ejercicio democrático. En tal sentido, y desde nuestra óptica, la escasez de esta virtud es lo que ha permitido a la democracia venezolana debilitarse paulatinamente hasta dar paso a un proceso de transición política débilmente reconocido por líderes y vecinos de barrios populares. 
    Habitualmente, los gerentes de la democracia representativa y los vecinos, como habitantes que suelen ser, carecen de cognición ciudadana con lo cual no poseen el entendimiento pertinente para valorar el significado de la democracia. Es por esta razón que, los responsables de la gestión pública y las personas o vecinos, incumplen la tarea de edificar constantemente al mejor sistema político, que requiere, indudablemente, la prestancia participativa para el remozamiento y vigencia de la idea democrática. 
    Como los eventos sucedidos progresivamente en la evolución de la humanidad descubren las fallas o debilidades de los seres humanos respecto de la democracia, por ejemplo, surge la necesidad de proponer, para las sociedades del siglo XXI, a los ciudadanos, lo opuesto de los habitantes. Esta perspectiva permite advertir, en la constitución de los partidos políticos a un mayor número de habitantes en vez de ciudadanos, con lo cual no viable vislumbrar las propias irresponsabilidades y menos corregirlas. 
   En extracto, Acción Democrática, el Comité de Organización Política Electoral Independiente C.O.P.E.I, como también el Movimiento al Socialismo, Un Nuevo Tiempo, Alianza Bravo Pueblo, Primero Justicia, incluso Voluntad Popular o Vente Venezuela no alcanzan a descubrir que el origen o debacle de la democracia está en ser habitante y, más allá, desconocen que es ser ciudadanos. De ahí que, asumimos que carecen de aprestos ciudadanos para el ejercicio de la democracia. 
  Ante este escenario, y como seria lógico suponer, las organizaciones políticas apuntaran a otras causas para así evadir las responsabilidades propias y los justos señalamientos. No obstante, se olvidan que son los seres humanos los responsables de todo cuanto hacen. He allí la clave de la crisis del sistema de partidos políticos venezolanos: muestran fehacientemente incapacidades para reconocer los desaciertos. Entonces, siendo así, cómo es que se proponen regresar al poder con desproporcionado comportamiento? ¿Creen que la democracia es algo finito, donde solo ellos, los partidos políticos, están signados por obra del destino para la praxis política y el poder? Y que, por tanto, requieren habitantes para gobernar y aplicar el populismo, la manipulación y control permanente con la firme intención de obtener provechos para grupos e individualidades? Se habrán cuestionado, alguna vez, las organizaciones políticas, por qué la Mesa de la Unidad no capta la atención de las mayorías chavistas y opositoras? ¿Saben que los votantes opositores van a elecciones sin otra alternativa que votar por corruptos y que ello decepciona cada día al venezolano común? ¿Cómo puede ser la oposición una alternativa sólida ante la certeza de lo inocuo e incompetente que son para millones de jóvenes, que perciben en ellos más atraso y caos? 
    Desde nuestra humilde óptica creemos que no hay posibilidades de regresar a la anterior forma de hacer política y el ejercicio democrático. Como resultado, los partidos políticos están condenados a transformarse e innovar o en caso contrario, podrían desaparecer.
   Sin el mínimo temor a comentar de modo irreverente la realidad de los partidos políticos venezolanos, se advierte que no tienen nada que ofrecer. Han sucumbido ante la inercia y la incapacidad de renovarse, no solo en lo generacional, sino, esencialmente, en lo ético que irradia a toda acción que el ser humano realice. En tal sentido, conmueve imaginar que la desaparición del régimen pro comunista, debe anunciar el remozamiento del sistema político venezolano. Es por ello que, en manos de Voluntad Popular y Vente Venezuela están puestas las esperanzas. Por lo tanto, deberán exhibir, siempre, su afinidad con lo ético, pues serán además modelos formativos de la ciudadanía. Ese es el desafío.
   En síntesis, solo el reconocimiento de los errores, la solicitud del perdón a millones de habitantes decepcionados por la pérdida de una grandiosa oportunidad para transformar a Venezuela en un país de avanzada y finalmente, el esfuerzo por hacer fáctico logros superlativos, donde la sostenibilidad de la naturaleza, la convivencia, el estado de derecho, el progreso común de la gente, la autonomía e independencia nacional, la dignidad humana y el hecho democrático sean estandartes de realizaciones humanas en Venezuela, será posible que los actores y partidos políticos recuperen lo perdido. Venezuela requiere ciudadanos en la praxis política.


Seguimos soñando con la mejor educación, para el mejor país posible



Sunday, November 23, 2014

Dialéctica de la ciudadanía

     En la Fenomenología del espíritu Hegel da inicio a la constitución de lo que sería considerado, posteriormente, como el sistema hegeliano; cuya vigencia se hace cierta en estos tiempos sirviendo de postulado filosófico para la elaboración de interesantes e ineludibles ajustes, solicitados por un mundo cada día más cuestionado ante la evidente escasez de prácticas éticas, expresadas en la fácil y común manifestación de indecencias o exhibición de ruindades, promovidas desde la ausencia de condiciones ciudadanas en distintas facetas de la vida.   
    Si bien Hegel sostiene que el rayo del Absoluto está en la educación y ésta es la ruta por medio de la cual los seres humanos, de buena voluntad, aportarían ideales superiores con la intención de transformar realidades poco convenientes o nocivas para los fines idóneos de las sociedades contemporáneas, en la Ciencia de la lógica, nos presenta el movimiento dialéctico, un tratado filosófico según el cual todo lo que existe es contradictorio; en otras palabras, toda afirmación adquiere, de manera implícita, su negación.
     El movimiento dialecto induce a indagar acerca de algo  significativo; en consecuencia lo lógico es observar, cuestionar, descubrir, comparar, comprender y finalmente, innovar y superar con una nueva idea, concepto, teoría o realidad, siempre sujeta al devenir. Un hecho infinito que sucede mediante la contradicción o conflicto en el cual la historicidad de los hechos podrían negar o confirmar la veracidad, vigencia y pertinencia de aquello que nos interesa y nos ocupa. 
    Los seres humanos tienen capacidades para advertir las incoherencias de lo que ya no funciona y merece transformarse. Si ese es caso, hay oportunidades incuestionables para avanzar, pero cuando ocurre lo contrario, el caos permanece y, probablemente, se esté en presencia del origen de todo atraso y la decadencia permanente. 
    Atendiendo a que, toda idea o realidad es una tesis y que, por tanto, ésta tiene su negación o contra parte, antítesis, el presupuesto de creación de un Absoluto requiere plantearse lo opuesto, pues si no se mantiene la negación de lo que consideramos equivocado o si es el caso de una idea que tengamos presente y que guía a la consolidación de una realidad, mejor que la del presente, por ejemplo, no sería posible avanzar en la construcción de ese ideal. Es por ello que, la solución de una situación de caos, requiere lo que Hegel denominaría síntesis, que es la idea o concepto con la cual se superaría la endeble e impertinente realidad o concepto.
     Lo incongruente, al fin y al cabo, va a producir lo lógico y lo sensato que viene a ser lo opuesto. La historia así lo ha confirmado con suficiente claridad y en múltiples oportunidades; pues de lo decadente nace la renovación, de lo ruin surge la dignidad y del error viene la corrección y la superación. así ha funcionado hasta ahora. De modo que, no hay motivos que impida, al devenir, hacerse fáctico. Es precisamente esto lo que nos lleva a sostener que el movimiento dialéctico es una especie de círculo infinito, que no se detiene porque está en el ser y quehacer del ser humano, quien siempre generará errores y los corregirá cuando las circunstancias así lo dispongan. 
     En el caso de Venezuela, y también de países vecinos, y similares, ya que también resisten crisis política, económica, social y, fundamentalmente, ética, el ser humano se presenta en situación dialéctica. Sin duda alguna, él está en permanente contracción y conflicto debido a que lo que piensa, decide y realiza deja huellas que pudieran tener resultados beneficiosos o perjudiciales, de allí emergen los cuestionamientos y los conflictos. Es por ello que el ser humano es un ente contradictorio del cual se espera la perpetua superación -síntesis-, como respuesta a los contradicciones a los cuales siempre se enfrentará. Ello es natural, si tomamos en cuenta que él es el origen de todas las crisis.
Comprender el devenir del ser humano es indispensable para innovar y mitigar las miserias humanas. En esta tarea es imperioso desenmarañar su acontecer e historicidad.  Así, entonces, es viable interpretar todo cuanto le sucede para así ofrecer soluciones que superen conflictos y avanzar continuamente. Estas soluciones no serán permanentes, serán modificadas por el devenir.
Cuando se asume al ser humano, tal cual es, sin más predicado,  simplemente como es, como un ser que está allí porque existe y como tal, es una porción de lo que nos rodea, siendo solo eso, esta noción es aceptada como la tesis. Es, entonces, un ser, un ente que tiene existencia con lo cual forma parte del mundo que nos rodea. Luego, visto que las sociedades han evolucionado, con ellas surge, en el sentido nominal, el ciudadano, mas no en el sentido práctico, tal cual debería ser. En consecuencia, en la ciudades solo es posible percibir al habitante, que ha predominado abrumadoramente durante siglos. Es por ello que, las ciudades rezagadas permanecen aturdidas por desórdenes en todas las esferas de vida. 
Sin duda alguna que, en el devenir, el ser humano ha evolucionado pero hasta solo ser habitante. Aunque las ciudades o naciones llevan miles de años avanzando paulatinamente, él solo ha alcanzado ser habitante. Esto es, toda aquella persona que habita, en compañía de familiares y comparte con vecinos y amigos, espacios citadinos y su radio de acción e interés se mantiene en ser responsable en el empleo, oficio y en el hogar, mientras otras responsabilidades, relacionadas al bienestar común, son desatendidas debido a que, fundamentalmente, carece del apresto adecuado para participar y lograr metas superiores; donde la construcción de la democracia no es el objetivo único, pues el perfil del ser ciudadano abarca otros desafíos evadidos y desatendidos normalmente.
La ausencia de las prestancias éticas, cognitivas y competitivas, con exactitud, es lo que ha permitido que el ser habitante sea objeto de otros: los actores políticos. Una realidad de la que se han beneficiado, sin  importar si son de izquierda o de la derecha, pues los resultados siempre han sido los mismos.  Por tanto, si afirmamos que ser humano -tesis- ha alcanzado solo ser habitante -antítesis-, y la idea del ser ciudadano -síntesis- se hace realidad; entonces, ello implica que en el devenir surgirá una realidad, una idea o un concepto que niegue al ser ciudadano. Con toda seguridad, como bien se sabe, los acontecimientos demostraran la vigencia o caducidad del ser ciudadano. No obstante, y visto que, el propósito de hacer la idea del ser ciudadano un hecho fáctico es un tanto escabroso; pues, primero, se deberá conquistar el apoyo político; luego, incentivar la renovación e innovación de los sistemas educativos, donde las universidades, profesores y docentes deberán aprender a ser ciudadanos; asimismo, los medios de comunicación también deberán favorecer esta idea y, por último, la familia debe ser apoyada por distintos organismos a fin de lograr ser ciudadanos desde cada hogar. En definitiva, la crisis de Venezuela expuso las carencias ciudadanas de su pueblo, y también de millones de personas en el mundo pues esta situación es de los seres humanos, no pertenece únicamente a Venezuela.

Seguimos soñando con la mejor educación para el mejor país posible.

Phd. Luis Beltrán Campos Bolívar