Saturday, March 15, 2014

Democracia, comunismo y dignidad humana ¿Dilemas?

    Son estos dilemas de las sociedades atrasadas, como la nuestra, que se enfrentan a la evidente imposición del comunismo, pero que además revelan apatía y encantamiento ante el caos aplicado. De antemano, aclaramos que, solo es posible el dilema político respecto a la democracia o el comunismo cuando una gran porción de la sociedad, debido fundamentalmente, a la escasez de cultura democrática y a la ausencia de ciudadanía, no son capaces de analizar los procesos políticos contrarios a la dignidad humana. Los países avanzados saben que el comunismo es cosa del pasado y que, por tanto, no están dispuestos a vivir bajos esquemas éticos-políticos, que la modernidad promovió por el progreso zigzagueante de la humanidad. 
   Visto así, podemos sostener que tanto el déficit de cultura democrática como la escasez de cultura ciudadana, que se nutren una de la otra, están en ciernes en países de América Latina, África, el Oriente Medio, Asia y Europa del Este, partiendo de Rusia. En este sentido, los tres lustros del proceso de transición política, desde la frágil democracia hacia el comunismo de molde cubano, ruso o norcoreano, en Venezuela, se constituye en una de las etapas de la evolución de la democracia y la ciudadanía en el mundo contemporáneo. En otras palabras, marca un periodo de la exigencia del ser humano que exigen las sociedades del siglo XXI, caracterizado por la necesidad de construir la democracia permanentemente bajo los designios de una indiscutible praxis ética y la urgencia de formar una ciudadanía que haga posible no solo lograr el hecho democrático, sino que sea capaz de orientarse hacia logros superiores. 
    Aunque pudiera creerse que en el siglo XXI no debería haber incertidumbres a la hora de decidir entre comunismo y democracia, la migaja de atributos ciudadanos ha permitido que las grandes mayorías supongan que el comunismo es la vía para resolver las ingentes dificultades de hoy en día. Una realidad que podríamos disminuir y desaparecer si reconocemos que lo perverso del comunismo nos hace daño y decidimos reaccionar convenientemente para superar el caos y lo indebido. 
    A nuestro modo ver, el origen de los dilemas políticos, la debilidad de la democracia y ausencia de ciudadanía viene del deficiente desempeño de diferentes agentes formativos del ser humano, lo cual, en definitiva, va a generar a largo plazo decisiones políticas, económicas y sociales inapropiadas. Porque cuando no nos enseñan a diferenciar, valorar y discernir entre lo bueno y lo malo es muy probable que no reconozcamos los efectos de las actuaciones indecorosas y, mas allá, las aceptamos y las ponemos en práctica. Entonces, todo vale para lograr los propósitos insanos que nos plateamos. Es por esta razón que vemos y experimentamos "in situ" la exclusión, el egoísmo y la humillación, siendo estos talantes comúnmente utilizados para imponer la idea del comunismo. Como bien es de suponerse estas decisiones generan agresiones que ponen en riesgo la vida y hasta pudieran alcanzar delitos de lesa humanidad. De allí que, la ausencia de virtudes ciudadanas, aunada a la ambición por el poder, se constituye en el centro de toda insensatez en la gestión política. 
    En relación al dilema implícito que sobre lleva Venezuela, representado claramente por dos ideologías contrapuestas, como lo son el comunismo y la democracia, hay abundante tela que cortar. En nuestro caso, la confrontación abierta contra el régimen no es mas que una lucha por la dignidad humana, que es inherente a todos los seres vivos, pero sobre todo al ser humano. De ahí que, esta lucha no es por una ideología en particular, en esencia, se lucha por la dignidad humana, que está por encima de las ideologías, lo cual en definitiva es más importante que la democracia o el comunismo. 
   Cuando nos enfocamos a cuidar la dignidad humana, en el fondo, lo que perseguimos es que el ser humano sea respetado y, para ello, debemos reconocer que él es el principio y el fin al mismo tiempo. Es principio cuando se hace el bien así mismo y es final cuando hace lo opuesto, lo cual es un suicidio. Ejemplo de ello son las torturas y desapariciones. 
Lo que nos demuestra la realidad venezolana es que las ideologías son secundarias al ser humano, sin embargo, es justo expresar que, hasta ahora, únicamente la gestión democrática, aquella que se construye continuamente, puede en lo teórico, orientarnos hacia el logro de la dignidad de los seres humanos, que es lo que finalmente nos interesa. Lo otro, el comunismo, esta suficientemente comprobado que es el nicho de la desgracia, donde se han apoyado oprobiosas audacias de líderes carismáticos, pero que en esencia son macabros, entre los cuales ya existe una prolífica lista que aumenta continuamente y que la historia continuará colocando en su justo lugar.

Seguimos soñando con la mejor educación para el mejor país posible

Dr. Luis Beltrán Campos Bolívar
Andragogo




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