Thursday, August 8, 2013

Fin de una etapa, umbral de la eticidad ciudadana?

   Entienden los actores y los partidos políticos, los empresarios, las trasnacionales, los presidentes de  gobiernos, los intelectuales, las universidades, los profesores universitarios y los que gestionan y dirigen los ministerios de educación que estamos en el final de una etapa y en el inicio de otra más atractiva y compleja, al mismo tiempo? Están al tanto de que los síntomas de este final se manifiestan en la inconveniencia de la economía de mercado, en la inviavilidad de la democracia representativa, puesto que deja demasiadas responsabilidades en líderes anti éticos e incapacitados, que el comunismo no debería tener posibilidad alguna, en adelante, ya que ello ha sido suficientemente demostrado, que el ejercicio de la política y de la democracia exigen virtudes y que por tanto la educación deberá formar ciudadanos para que el ejercicio de la democracia y las Realizaciones Superiores sean viables, lo cual evidencia que la democracia por si sola no garantiza su estabilidad; de igual modo, saben que la mayor debilidad de los actores políticos, y de los seres humanos, es el dinero y las grandes fortunas, que los partidos políticos son cascarones vacíos y, que por tanto, no tienen nada que ofrecer y, por último, que el líderazgo tiende a ser colectivo o participativo porque el presidencialismo y el populismo significan  atraso y corrupción?
   Pues bien, estamos en el umbral de un cambio y, probablemente, de una nueva civilización que pocos imaginan. Ello debido, mayoritariamente, a que inmensas masas de la población mundial no visualizan que estamos transitanto a una etapa de cambios profundos que exigen una nueva profundizacion ética, lo cual, en el fondo, deberá iniciarse con la constitucion de seres más sensibles y menos ignominiosos. Todo un gran desafío a luz de los intereses que dominan las sociedades hoy en día.
   A todo esto, cabe la siguiente inquietud: será que los seres humanos no estamos capacitados para suponer, y más allá, evitar los conflictos que esta actitud pudiera generar en los diferentes espacios donde hacemos vida? Nos referimos: a la indiferencia, testarudez y desintereses que mostramos al advertir el caos que ha producido la economía capitalista, el deficiente desempeño de gestores de la accion publica, que socava la credibilidad de la democracia; asimismo, la calidad de los partidos políticos, que están conformados por picaros que, en principio, buscan beneficios personales y no los colectivos, y que ello produce espacios para episodios superados, donde aparece, fuera de toda lógica, la opción del comunismo -claro, siempre que nos encontremos con vecinos y habitantes a quienes sea posible manipular y controlar, aparecerá tal posibilidad- lo cual es muy probable en un mundo que ignora, todavía, la necesidad de que sus habitantes posean cualidades y competencias ciudadanas. Ello nos demuestra que la democracia es altamente frágil y, que por tanto, no garantiza su estabilidad y fortaleza por si sola, requiere praxis ciudadana ajustada. Pero para que ello sea posible se requieren sistemas educativos decididos y enfocados a formar ciudadanos con virtudes, que seguro estarían en condiciones para hacer el ejercicio de la democracia un hecho palpable y nítido. Así, sería posible lograr el Hecho Democrático, practicar una economía más humana y orientarnos hacia metas superiores. Una utopia necesaria que nos ayudará a resurgir y elevarnos a lo más alto de América Latina y del mundo.

Seguimos soñando con la mejor educación,  para el mejor país posible.

Sunday, August 4, 2013

El mundo y los actores políticos

   Lo que está sucediendo en Venezuela, y en varios países de Europa y los Estados Unidos, nos muestra la necesidad de que el ser humano evolucione, avance. No hay más que mirar la debilidad de la democracia, la inestabilidad de la economía o la crisis de la economía de mercado, la anomia y descrédito de los actores, lideres y partidos políticos, la insurgencia descarada de anti valores promocionados por medios de comunicación y la cibernética, la crisis y el ataque permanente a la familia tradicional, la ausencia de líderes éticos, la abundante ignorancia que asiste el hacer político del siglo XXI y que dejó en la democracia grandes desafíos y el apoyo de lo amoral como mecanismo para lograr victorias electorales, como eventos que nos llevan reaccionar y aceptar la necesidad de contar con nuevos actores políticos al nivel de las exigencias éticas demandadas.
    Hacemos referencia sobre el actor político porque él genera el modelamiento que sirve para impulsar o disminuir el afán por mejorar y cuidar la democracia, entre otras metas. Es él, o ella, quien nos ayuda a recorrer el rumbo exitoso de un país, de una nación. Es la esencia de lo ético, no de lo anómico, como ha ocurrido durante los últimos 55 años. 
    Aunque el presente no sea halagador, nos lleva a un ejercicio de análisis profundo sobre la necesidad de dar ese salto cualitativo. Un evento que transforme, aunque sea lentamente, el perfil del ser humano de este siglo, llevados de la mano de líderes, actores y organizaciones políticas plenas de eticidad. Esto no significa que la educación quedará a un lado. Pero si se otorga la valoración justa que sobre el actor político debe existir, colocando en su justa medida su importancia en el hacer politico, porque todos no podemos ser políticos. Ello implica excelsas exigencias que las mayorías no poseemos ni estamos interesados en lograrlo.
    Por ello, y sin temor a dudas, Venezuela es hoy una oportunidad para dar ese salto cualitativo. Es más, estamos obligados a darlo. Pero nada será fácil, sino no logramos concretar una generación de líderes suficientemente éticos. Pues en ellos las masas desprovistas depositan sus esperanzas e ilusiones.
   Necesitamos líderes altamente éticos, puesto que la ética es la base y eje esencial para la conservación, reforzamiento y construcción de la democracia. De manera que deberán poseer cualidades y competencias que le permitan exhibir, entre otras cosas: 1) don de servicio, el egoísmo no tiene espacio, 2) espíritu innovador, los tradicionales no intenten repetir el pasado, 3) flexibilidad, la praxis política es amplia y la solución  puede venir desde diferentes puntos de vista, 4) ciudadanía, es la condicion humana que facilita la participación con prestancia y la solución pertinente a las dificultades comunes.
    El actor político es un ser humano que siempre se enfrentará a grandes debilidades a las cuales deberá vencer, porque en el fondo quiere lograr el honor, la gloria y la magnificencia que los héroes y las heroínas desean. Por todo ello, solo es posible construir democracia bajo la égida de la eticidad, lo contrario es anomia, que es lo que Venezuela vive ahora mismo. De ahí que en la nueva Venezuela, el actor político deberá ser ético,  y así evitaría el caos y el desencanto democrático, al mismo tiempo que promocionaría y facilitaría Realizaciones Superiores.


Seguimos  soñando con la mejor educación para el mejor país posible