Imaginémos los dos
escenarios educacionales posibles que pueden suceder después de las elecciones presidenciales
del próximo 14 de abril, que es claramente otra confrontación, por medio de
votos, entre comunismo y democracia. Decimos comunismo, porque lo que sucede en
Venezuela, y otras naciones de Latinoamérica, no es socialismo. El socialismo es
entendido como otra dimensión política que pone énfasis en lo social, pero
lamentablemente quienes utilizan este término, simplemente juegan al engaño y,
generalmente lo logran cuando las masas incautas o desinformadas, por no decir
ignorantes (fuerte sustantivo), permiten la sincronización de manipulaciones inhumanas
que agilizan el adormecimiento y embobamiento mientras se afianzan los fines
planificados con antelación. Son estas razones por las cuales la agonía del
comunismo se ha prolongado más de lo que suponíamos, y lo que es peor, deja abierta
las posibilidades de que este evento que se repita mientras la educación y
otros factores no mejoren sus desempeños e impidan que la ausencia de
ciudadanía colme los hogares, las calles, avenidas, oficinas y todo el país. Sin
temor a equivocarnos brinda toda posibilidad de regular las mentes de gente
inocente, a quienes habrá de limpiarles los lentes para que puedan ver con
claridad las realidades y logren caminar de modo autónomo. Esa deberá ser la
tarea de la educación del siglo XXI.
Aquí, por el
momento, la lucha no es contra el capitalismo, una idea y una visión que ha
utilizado el ser humano para dinamizar la vida, obtener éxitos y desarrollarse,
pero de acuerdo a los resultados alcanzados se revelan grandes distorsiones e
infamias, puesto que genera desequilibrios que potencian crisis económicas, como
la que sobrelleva Europa y los Estados Unidos, y donde siempre las masas
trabadoras y desposeídas llevan la peor parte. Indiscutiblemente el capitalismo
deberá ser revisado, corregido y adaptado a los tiempos, a un nuevo ser humano
y una nueva sociedad. Para nadie es un secreto que este modelo de conservar,
producir y acumular rentas no es el más conveniente para la humanidad.
Pero no nos
alejemos del tema que nos interesa, al primer escenario. Acá tenemos que gana Maduro.
A este escenario, inmediatamente, le surgen los siguientes cuestionamientos:
¿hacia dónde apuntarán los fines de la educación bolivariana? ¿Afianzarán
esfuerzos hacia la formación del ciudadano comunitario que tanto necesitan para
consolidar sus planes? Y lo que es más importante, ¿sería utilizada la imagen y
perfil del recién fallecido presidente electo para modelar ese ciudadano? Indudablemente,
no hay que perder perspectivas, cuando nos referimos a personajes como Chávez
frías; sin temor a equivocarnos debemos
reconocer sus habilidades innatas. Tanto, que sostenemos que muy raramente aparecen
líderes con el conjunto de destrezas que reunía Chávez. Poseía una capacidad de
oratoria apreciable que le sirvió para argumentar sus planteamientos con gran
astucia, se fijó verdades indiscutibles y a partir de allí proponía sus ideas mal
intencionadas, que eran acompañadas con actuaciones e histrionismos inusuales y
nada comunes, con los cuales era capaz de poner a dudar a cualquier despistado
e indiferente. Trasmitía emociones como nadie, qué facilidad para conectarse
con las mayorías, que fueron su objetivo vital, pues bien sabia que este
segmento representaba su liderazgo, idolatría y la conservación del poder. Allí
radicaba el peso electoral, que eran de fácil manejo por las necesidades
acumuladas, la exclusión sometida durante tanto tiempo y la escasa preparación
intelectual y académica no les facilitaba determinar los propósitos guardados. A
todo esto supo sacar provecho. Esperen, todavía hay mas, su genotipo que
mostraba una mescla genética definida en rasgos faciales que denunciaban lo
indígena, lo africano y lo europeo era una herramienta poderosísima, tanto que lograba identificarse rápidamente
con la gente trabajadora y explotada, como siempre repetía; asi que estos se veían representados ahí, en su
humanidad, en su accionar. Pues bien, todo este arsenal lo supo aprovechar y lo utilizo
con grandiosa facilidad, hasta el punto que no sería una locura sostener que
difícilmente surja otro como él en los próximos años. Tampoco creemos que habrá
alguien quien quiera parecerse, al menos en sus intenciones inhumanas.Señores manipulo como nadie lo había hecho en Venezuela.
Sin embargo, todos sabemos que
estas cualidades son básicas, aunque todos políticos las deseen, pero lo trascendental, lo que la sociedad demanda, dónde queda? Qué sucede con el mensaje y su intencionalidad y propósitos? Ello si es significativo para las realizaciones superiores de toda sociedad que desea superarse. Por ello surgen las siguientes interrogantes: ¿Entonces de que sirven las cualidades si las intenciones son abominables, mezquinas? Ahora, sabiendo esto, será posible que el régimen
Madurista apuntase en esa dirección? Es decir, enseñarían a infantes, adolescentes y adultos a expresar y demostrar odio, resentimiento,
a perpetuar la fractura social, la beligerancia, el caos judicial, la pobreza,
la sumisión ante el poder extranjero y la consolidación del comunismo como
forma de vida? Todo esto es posible en una educación que proponga sostenerse y
consolidar sus ideales nefastos que ya fracasaron y se desvanecieron en distintas
revoluciones anteriores.
Seguimos soñando
con la mejor educación para el mejor país posible