Sunday, October 27, 2013

La anomía y el imposible comunismo

   La anomia se conoce como una situación en la cual los seres humanos vivimos en el desorden, en el caos, pero sobre todo significa que no se aplican las normas y reglas acordadas para ello, y que sirven para guiarnos y corregir a menudo nuestro andar. En estricto, simplemente no existe el estado de derecho.
   No obstante, ha sido parte de nuestro comportamiento, tanto que, y como es de suponer, sirvió para que en un principio se impusieran unos a otros por allá en lo pretérito de nuestros tiempos, cuando escaseaban alimentos por distintas causas. Un elemento muy distinto con lo que sucede en Venezuela, cuando en medio de una cola para comprar pollo, harina de maíz u otro producto, de la llamada cesta alimentaria básica, hombres o mujeres se agreden verval o físicamente y saquean tal como ha ocurrido el nueve de noviembre del año 2013. En el primer caso no existían medios de producción, ni regímenes que lo limitarán o regularán la producción alimentaria, por ejemplo. En el caso nuestro, todo ha sido planificado con el firme objetivo de imponer la anomia y el imposible estado comunista.
  Veamos, transcurrido suficiente tiempo hay sociedades, como la nuestra, que la manifiestan permanentemente. De ahí que, hoy podríamos sentenciar que la anomia no sólo ha formado parte de nuestra evolución social, cívica y humana, sino que, en nuestro casó, ha sido planificada, promocionada e incrustada con el firme propósito de imponer el comunismo como una forma de vida que oprime a muchos, pero beneficia a pocos. De eso no hay dudas.
  Y aunque los seres humanos estamos preparados para controlarla de modo particular y social, porque poseemos disposición y cualidades personales; además las leyes para ello, en desafortunadas situaciones se evidencian comportamientos que dejan perplejos, atónitos a cualquier persona sensata, lo cual nos revela un síntoma desagradable. Acertamos entonces, cuando sostenemos que algo no está funcionando y que, por tanto, debería corregirse tan pronto como sea posible, porque Venezuela se desmorona en lo anti ético, el arma perversa del régimen que husmea en la necesidades y el egoísmo de la condición humana para acentuar el caos y la anomia y así lograr sus propósitos macabros.
   Llama la atención cómo se ha introducido el caos integral de la sociedad venezolana, ya como una estrategia gubernamental para lograr que las mayorías disocien el origen del desorden y el caos. Peor todavía, persuaden a muchos incautos manejables que todo es originado por una oposición malvada, apátrida. En lamentable circunstancia, la ignorancia, el modelamiento, la amenaza, las necesidades y el egoísmo terminan haciendo en resto. A todas luces, lo que sucede en Venezuela sólo puede concebirse desde la perversidad, aunado desafortunadamente a una mayoría ignorante, inocente y confiada. Hablamos de vecino y habitantes pues.
   De modo que, a los propósitos de la Venezuela que viene, porque no podemos perder la esperanza, el pueblo venezolano deberá comprender y luego descubrir, de modo autónomo, qué es anomia, al tiempo que identificará aquellos hechos que así lo ratifican. Entonces, comprenderá que tanto el socialismo del siglo XXI como el comunismo son la misma cosa y que ambas ideas requieren de lo anti ético para poder existir. Como resultado, asumirá que imponer el cacareado comunismo ha sido el mayor de los desaciertos del hecho político mundial, porque desordenar y destruir los valores, tanto como sea posible sólo ha generado angustia, destrucción y mucho dolor. En síntesis, los vecinos y habitantes deberán descubrir que el comunismo necesita de lo inhumano, la ausencia de la eticidad ciudadana o la ausencia de praxis de valores éticos, pues estos son estorbos y limitan la imposición y control del poder.
   Nadie deberá extrañarse que después de sembrar divisiones y promover, en resentidos a causa de pobreza, desempleo, exclusión social e inequidad, Venezuela esté dividida por el odio. ¿Cuántas familias se distanciaron? O se separaron? ¿Cuántos hermanos se rechazan? ¿Cuánto odio en Venezuela? ¿Inaudito e increíble? No. Pero, si que es inaceptable. Y si. Fue premeditado. Pero el tiempo, sin duda alguna, les colocará en el sitio que se merecen, porque incentivar el odio no puede ser admitido como una exlaltación a lo humano.
   En razón a lo anterior, la tarea de los políticos que vienen será descomunal: resestablecer, consolidar y fomentar lo ético y lo humano por encima de cualquier propósito. La refundación de Venezuela merece grandes, honorables seres humanos, que se encarguen de rescatar y sembrar lo ético. Y ello sólo es posible con líderes, actores y organizaciones políticas que estén a la altura humana de tan elevada misión. Aquellos que no estén a este nivel desaparecerán. Es inevitable. Transformarse es una tarea ardua, pero entusiasta. ¿Estamos preparados para tan importante desafío? La democracia lo exige y las mayorías están esperando.

Seguimos soñando con la mejor educación para el mejor país posible.

No comments:

Post a Comment