Sunday, September 15, 2013

Venezuela: Nada será igual

   Las nuevas etapas, y con ellas las civilizaciones, vienen para cambiar la praxis política, económica, sociales y educativas, al mismo tiempo que, a establecer una concepción y una óptica filosófica que ya viene discutiendose desde hace algún tiempo. De 1948 a 1998 se desarrollo un modo de hacer ver a la democracia como algo inconveniente, lo cual dio al traste con la ilusión y el encanto que por la política deberían sentir los pueblos, entendiéndose ésta como la propia praxis democrática, pues el común no concibe la praxis política sin la democracia. Siendo ello normal en los seres humanos del hemisferio occidental, al contrario en aquellas sociedades con escasa cultura democrática y religión dominante. 
    Lo que el ser humano cosecha recoge con el tiempo y eso fue lo que hizo la democracia en Venezuela durante 50 años. Sus partidos políticos, sin distinción alguna, sus líderes, sus actores principales y la propia sociedad permitieron que la democracia perdiera todo prestigio. Sus errores garrafales en lo económico, lo social y educativo, están relacionados con ausencia de la eticidad correspondiente, lo que genero el mayor descontento político que ha podido darse en América Latina. De manera que, desde ahora mismo, Venezuela es la muestra de lo que no se debe hacer, pero lamentablemente otros países lo repetirán y vivirán su propia angustia y desconcierto.
   La desesperación y el desencanto de las mayorías le dieron la oportunidad a un personaje que indiscutiblemente cambió el modo de hacer política; tanto que en adelante nada será igual. En efecto, después de Chávez, aquel militar que ilusiono a más de uno con gran astucia y que después traicionaría intentando imponer o al menos imitar al sistema cubano -el mar de la felicidad- y que ademas fracasaría porque todo sistema comunista está condenado al fracaso, nada será igual.
   Sin embargo, este fracaso nos sirvió de algo no tan sencillo de explicar: aprendimos la lección de manera abrupta y con sabor amargo. Nos dejo el país destrozado, la economía no funciona, la llevo al colapso, al igual que el sistema de salud, hasta los más necesitados tienen que comprar insumos para solucionar sus necesidades, el sistema vial es vergonzoso, la inflación es la mayor de América Latina, la inseguridad afecta a todos por igual, la corrupción es inmensa y supera todo visto y lo peor nos dejo un país dividido y muy temeroso. Afortunadamente, creemos que esta etapa esta en su final por razones obvias. Nadie comprende como un país con tantas riquezas y capital económico, al igual que humano, se encuentre en esta penosa situación. Nadie quiere vivir como en Cuba. 
   Después de todo esto nada será igual. Primero porque la democracia por si sola no garantiza nada y en esta tarea los políticos deberán aprender la lección: la gestión es un apostolado y un servicio, no la gran oportunidad para beneficiarme. Seguramente en este contexto, la gente común dejara la ingenuidad y la pasividad, entonces actuara con prestancia participativa para exigir, vigilar y controlar la gestión política. En Venezuela nada será igual. 

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